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Desde que en 2006 colgase definitivamente las botas, Roberto Dueas no ha dejado de trabajar en el baloncesto. Pero ahora, con el basket de base del Regal Barcelona, disfruta ms que antes: "Si me duele la espalda me siento en una silla, ya no tengo que entrenar".

"No juego ni pachangas. Muchas veces los veteranos del Bara me dicen que vaya a jugar con ellos, pero no me apetece. Yo ya jugu, eso ya pas. Ahora me encanta lo que hago, disfruto del baloncesto". Habla Roberto Dueas, mito viviente, uno de los pvots ms inteligentes que nunca existieron en nuestro baloncesto, aunque las lesiones casi nunca le dejasen dar todo lo que tena.

"Los ltimos cinco aos realmente me costaba mucho todo. Era dursimo. Me dola la espalda y tena que forzar para entrenar. Ahora me duele como te puede doler a ti: te levantas alguna maana un poco jodido, pero te sientas en una silla y ya est", cuenta.

Su nueva vida est ligada al trabajo como Adjunto del Basket Base del Regal Barcelona, algo as como el nmero dos de la factora de cantera azulgrana. Hace trabajo 'de oficina' de los equipos y tres veces por semana ensea su arsenal de fundamentos balonceststicos a los pvots ms destacados del club. Dueas, que tiene un ttulo intermedio de entrenador de baloncesto, se sacar en breve el de entrenador superior: "No me llama demasiado ser entrenador profesional. Lo que me gusta es trabajar con los chicos", reconoce el fuenlabreo.

Totalmente identificado con el Bara y con Barcelona, Dueas es uno de los tipos ms queridos del club. Irnico e inteligente, es el tpico to que se deja querer. Ver el mundo desde 220 centmetros de altura da otra visin. Como cuando le llam la NBA; los Chicago Bulls lo eligieron en el nmero 58 del 'Draft' de 1997. "Estuve un par de semanas entrenando con ellos, pero yo entonces slo quera jugar en el Bara. Siempre te queda la duda de qu habra pasado si hubiera ido, pero nunca me arrepent", cuenta Dueas.

El tiempo del baloncesto profesional ya pas. Lejos queda el Barcelona, el Akasvayu, su fallido intento por volver a ser el que era en la Penya. Ahora, sin vestirse de corto, sigue disfrutando. A veces, el baloncesto se disfruta ms sentado en una silla, sin dolores.