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Una vez confirmado el fichaje de Pedro de la Rosa por Sauber, quiz es el momento de contar algunos aspectos de la trastienda de toda la operacin. Desde el da 1 de enero, Pedro lo ha pasado realmente mal, sumido en la incertidumbre. Ese da conoca una informacin salida de un diario suizo en la que Peter Sauber, el dueo de su nueva escudera, casi descartaba a Nick Heidfeld, uno de los pilotos que le disputaban el puesto. "S que tienen inters en m, inters real. Me lo han dicho, pero no va a ser nada fcil. Ojal sea cierto", nos comentaba el da de Ao Nuevo.

Pero no era el ltimo obstculo. El primero era que Ferrari, que va a vender a Sauber los motores para este ao, pretenda colocar a Giancarlo Fisichella en el asiento de la escuadra suiza, junto al ya confirmado Kamui Kobayashi. El segundo, y posiblemente el ms importante, es que McLaren le apuraba para tomar una decisin sobre su renovacin y no saba muy bien cmo iba a hacer para retrasar ese momento hasta que Sauber tomara una decisin.

"No s qu hacer. Lo mismo en unos das doy un triple salto mortal", nos confesaba Pedro slo unos das ms tarde. Una persona utilitarista habra decidido seguir con el pjaro en mano. McLaren es un grande, el sueldo es bueno y las posibilidades de seguir durante aos en diferentes puestos de responsabilidad, cuando acabara su rol de piloto, estaban abiertas. La extensin de su contrato en Woking habra sido lo cmodo.

Pero ese tipo de personas no suelen escribir las grandes historias. Pedro pierde dinero, seguridad y un futuro cierto para buscar de nuevo la gloria. Est extendida la idea de que los pilotos se lo llevan muerto y slo miran la cartera. El caso de De la Rosa es el contrario. Era un piloto muy bien pagado en McLaren —por encima de la mitad de la parrilla—, pero renuncia por poder correr. Su valenta y su compromiso deben cobrar premio este ao.