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Marc Bendtner en el Camp Nou y todo se acab para el Arsenal. Del cielo de Barcelona descendi un diminuto argentino que se viste de futbolista por trabajo, pero que no pertenece a este planeta. El gol del delantero del Arsenal, que pona por delante a los 'gunners' en la eliminatoria, enfureci a Leo Messi, que puso las cosas en su sitio como y cuando quiso. Del cielo baj Leo y nada fue como antes. En el Barcelona volvi a aparecer el omnipresente, que tiene entre ceja y ceja estar en la final del Bernabu. El resto ya puede temblar.

Messi no es un futbolista, no se engaen. Tampoco es el sucesor ni el heredero de Maradona, Leo es, simplemente, nico. Unos juegan al ftbol, otros lo intentan, algunos ni lo consiguen. Y luego est Messi, que juega a otra cosa, particular y sobrenatural. El Barcelona de Guardiola est bendecido por un argentino que juega con alas de ngel y que dribla y marca goles con la ayuda del cielo, que convierte sus disparos en latigazos celestiales. Sus milagros no son noticia. Es lo que ha conseguido Messi, convertir lo inverosmil en algo probable estando la pelota abrazada en sus botas.

La memorable exhibicin de Leo no debe esconder el partido extraordinario del Barcelona. Los de Guardiola respondieron cuando se les necesit. Lo hicieron Mrquez y Milito, especialmente el segundo, protagonistas en una pareja de centrales de urgencia. El partido siempre estuvo en los pies y la cabeza de Xavi, perseguido por los 'gunners' hasta lmites insospechados. El '6' siempre sinti el aliento enemigo en el cogote. No le import. Xavi tena el encuentro en su poder. Tambin destac Bojan, novedad en el once. Con Messi despistando por el centro, ensimo acierto del profesor Guardiola, Bojan entendi la situacin. Sus apariciones por el costado fueron de futbolista inteligente al servicio de su equipo.

El encuentro fue del Barcelona desde el principio hasta el final. El Arsenal volvi a no ser el Arsenal. Los de Wenger acabaron con la vista daada e hipnotizados por un equipo que no slo es el mejor, sino que cuenta tambin con el mejor, Leo Messi. Cuando nadie lo esperaba, el Arsenal no avis, directamente, remat. Diaby le rob la cartera a Milito y fue el origen del 0-1. Walcott sali de los tacos como un rayo y sirvi al corazn del rea, por donde apareci Bendtner para perdonar ante Valds y aprovecharse del rechace y hacer el primero. El Arsenal no saba lo que le esperaba.

De todos los colores
Algo pas en Barcelona. Se abrieron las puertas del cielo y de all descendi Messi para rebelarse contra la situacin. Tres minutos despus del 0-1, Leo empat el partido. De su bota izquierda no sali un latigazo, fue un meteorito. Dios se haba cabreado y quera castigar a los humanos 'gunners'. El baln entr por la escuadra. Almunia pasaba por all para convertirse en espectador de excepcin.

Desde ese minuto todo pas por las botas de Messi. El planeta Tierra se par por obra y gracia de Lionel, que hizo lo que quiso con el Arsenal. Avis con la izquierda, con la derecha, y sus amenazas se confirmaron cerca del descanso, cuando marc los dos goles que alejaron al Arsenal de la proeza.

Messi los marca de todos los colores. Igual le da donde comience la jugada, lo haga l o no. En el 2-1 origin el tanto con un pase entre lneas para Abidal. Todo acab en las botas de Leo, que vio la pelota muerta dentro del rea y la llev con clase al fondo de las redes. Minutos despus, arranc en zona de tres cuartos y se plant delante de Almunia. Leo acarici a su amigo el baln y lo traslad a las mallas. Almunia vio pasar por encima de su cabeza un cuero que parece con superpoderes cuando la toca el argentino.

La sonrisa de Dios
Tras el descanso, respir Leo hasta que se cans de no ser protagonista. El Arsenal discuti el mando azulgrana hasta que pudo, hasta que el Bara recuper el cuero y se marc un rondo arriesgado. Se la jug el Barcelona, que concedi un par de contras que no acabaron como pensaba el Arsenal, que esper su opcin de meterse en el partido con paciencia. En el Barcelona se lesion Abidal, contratiempo que tambin super el equipo de Guardiola.

El encuentro y las esperanzas 'gunners' se las carg Messi, descomunal. Regal el cuarto a Pedro, pero no lo materializ. Y Leo se vio obligado a hacer la batalla por su cuenta y acabar con el Arsenal, herido de muerte por un argentino al que no se le para ni saltndose el reglamento. Marc Messi el 4-1 y se march del campo con el baln en sus brazos. Sonrieron los dos y se citaron para el Bernabu.

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