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John Wooden, el patriarca del baloncesto 3226

SANTIAGO SEGUROLA 05/06/10 - 14:37.

La muerte de John Wooden, el patriarca del baloncesto norteamericano, remite al periodo de esplendor del mejor equipo universitario de la historia, de algunos de los ms excepcionales jugadores que han pisado las canchas, de los clebres bruins de UCLA que ganaron 10 campeonatos entre 1964 y 1975. Al frente de ellos, un hombre del Medio Oeste, un hoosier de Indiana que haba nacido en una granja, entre maizales, con una cesta de recoger tomates colgada en la puerta del establo y pocas perspectivas de conocer mundo. Ese hombre, curtido en las rgidas normas morales de la Amrica profunda, alcanz la celebridad en California, el estado que representaba los valores opuestos a los circunspectos cdigos de las praderas de Indiana.

Wooden falleci ayer, vctima de la edad. A punto de cumplir 100 aos –naci en octubre de 1910-, su figura ha dominado una centuria de baloncesto, como jugador y como tcnico. Destac en todas las facetas de un deporte que casi naci con l. Fue un pionero, una de esas leyendas ambulantes que hizo del estado de Indiana el ms febril del baloncesto. En la granja de sus padres, como en la mayora de las que proliferan en Indiana, colgaba una tosca canasta. As naci la mstica hoosier: una cesta, una pared de madera, un par de zapatilla y horas interminables de lanzamientos.

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John Wooden junto a Kareem Abdul-Jabbar, por aquel entonces Lew Alcindor

Ahora se recuerdan sus impresionantes temporadas con UCLA, pero la vida de Wooden fue tan larga que se suele olvidar su condicin de estrella en la noche de los tiempos del baloncesto. Figura esencial en los torneos escolares de Indiana y luego campen universitario con Purdue, Wooden fue uno los jugadores ms conocidos en los finales de los aos 20 y principios de los 30. Su fama alcanz tal magnitud que aos despus ingresara en el Hall of Fame del baloncesto universitario en su faceta de jugador. Eran aos de un baloncesto incipiente, sin ningn lujo, aos donde se habilitaba una pista en cualquier saln y se daba rienda suelta a un juego que pronto cautivara a la nacin, a toda la nacin: a los jvenes granjeros del Medio Oeste y a los chicos de los barrios y arrabales de las grandes ciudades.

Al pionero le sigui el profesor, y al profesor le sigui el tcnico que llevaba dentro. Obtuvo el grado de teniente en la Segunda Guerra Mundial y regres a Indiana. Ejerci como maestro de ingls, pero no perdi su pasin por el baloncesto. Durante dos aos dirigi a Indiana State, cuyo equipo siempre estuvo ensombrecido por la universidad de Indiana, donde Bobby Knight dejara una huella imperecedera muchos aos despus. La vida de Wooden, un hombre de una formalidad abrumadora, gir radicalmente un da de tormenta de 1948. Sus buenos resultados con los sicamores de Indiana State merecieron la atencin de varias de las universidades de mayor prestigio. Ninguna haba mostrado ms inters que Minnesota. Pareca el destino natural para un hombre de la Amrica de las grandes praderas.

Se dice que Wooden esperaba la llamada de los dirigentes de la Universidad de Minnesota un da que se volvi extraordinariamente tormentoso. Se averiaron las comunicaciones telefnicas y no hubo seal alguna de la gente de Minnesota. Ese da, Wooden slo escuch la oferta que le lleg de la Universidad de California en Los ngeles (UCLA), un centro educativo de primer nivel cuyo equipo de baloncesto no se haba distinguido por el xito. El tcnico acept la oferta. En el otoo de 1948, comenz una de las trayectorias ms extraordinarias que se recuerda en los anales del deporte.

Durante 16 aos fue un magnfico entrenador que no gan ningn ttulo nacional. Su caso obliga a pensar en lo absurdo de las etiquetas. Ahora que se habla tanto de tcnicos ganadores y perdedores, conviene recordar que Wooden representara las dos caras de la moneda. Fue un magnfico perdedor y un inolvidable ganador. Necesit perder para aprender a ganar. Para un hombre de criterios morales tan acentuados, la derrota significaba la posibilidad del aprendizaje, de reparar los errores, de aadir elementos novedosos al juego. Sola parafrasear a Cervantes para definir su visin de la vida y del deporte: “Me importa ms el viaje que el final del camino”. En cuanto al significado de la victoria, de esa ansiedad que consume al deporte, Wooden fue sin duda un febril buscador del xito, pero nunca cay en el simplismo maniqueo de los que dividen el deporte y la vida entre victoriosos y perdedores. “Jams se le escap de sus labios la palabra ganar. Slo nos peda jugar al mximo de nuestro potencial”, declar hace poco Doug McIntosh, uno de los integrantes del equipo de 1963-64, el primero que permiti a Wooden conquistar el campeonato nacional universitario.

Esas palabras –la negacin del xito por el xito, sin ninguna leccin tica- corresponden al gran ganador en la historia del baloncesto universitario, el hombre frente al que se miden el resto de los tcnicos estadounidenses. Sin embargo, tuvo que esperar hasta los 53 aos para lograr su primera victoria con los bruins. A esa edad, que entonces y ahora se considerara excesiva para comenzar una trayectoria casi invencible, Wooden interioriz todas las lecciones que le haban dado la vida, sus adversarios y su propio carcter. Aprendi la virtud de la paciencia del inolvidable Pete Newell, el tcnico de la Universidad de California Berkeley, equipo que domin el baloncesto de la costa Oeste en los finales de los aos 50 y principios de los 60.

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John Wooden, en una imagen de 1995

Quienes le conocieron tambin sealan la importancia que tuvo la autocrtica en su xito como entrenador. Durante aos, Wooden haba confiado tanto en sus reglas que se rode de ayudantes sin la personalidad necesaria para contradecirle. No escuchaba voces contrarias, ni consejos productivos: “A mi lado, slo escuchaba el s seor”. La contratacin de Jerry Norman, un ex jugador de UCLA conocido por su espritu rebelde y su capacidad para expresar las opiniones sin reverencias, cambi el enfoque de Wooden. El tcnico, que haba mantenido una relacin muy complicada con Norman en la etapa de ste como jugador, acept incluirle en el grupo de ayudantes. Norman consideraba que el control del tempo era fundamental y que una buena presin en toda la pista renda beneficios ilimitados. Su carcter tuvo una influencia considerable en Wooden. Por fin se encontr con alguien que se atreva a oponerse y a proponer. “Para cualquier cosa que hagas en la vida, rodate de personas inteligentes que discutan tus opiniones”, declar en el momento de su retirada, en 1975.

En la temporada 63-64, el equipo de UCLA gan tanto que lleg a la final del campeonato nacional universitario. Wooden dispona de un quinteto mucho menos apreciado de lo que posteriormente dictara la historia. Sus dos bases, Walt Hazzard y Gail Goodrich, se convertiran ms tardes en legendarios de la NBA, pero cuando ingresaron en UCLA lo hicieron sin ninguna notoriedad. Hazzard era un pasador sin tiro y Goodrich representaba al tirador sin pase. Wooden y el tiempo demostraran que se trataba de dos de los jugadores ms inteligentes que ha visto el baloncesto norteamericano. Aquel equipo de UCLA lleg a la final con muy malos pronsticos. Se le consideraba una vctima segura de Duke, un gran equipo, con tiradores, defensores, centmetros y kilos. En cambio, ningn jugador del quinteto inicial de UCLA superaba el 1,95. Nadie crea en los chicos de Wooden.

La final comenz ms igualada de lo previsto. Duke cobraba ligeras ventajas pero no marcaba la diferencia prevista. Norman sugiri a Wooden que empleara la presin 2-2-1 en toda la pista. La idea era forzar errores, malos pases, el cambio del tempo del partido, impedir el juego de media cancha a Duke y convertir el juego en un infierno para sus rivales. Lo que sucedi figura como un momento histrico del baloncesto: Gail Goodrich y Fred Slaughter, Walt Hazzard y Jack Hirsch, Keith Erickson como ltimo hombre. Pequeos, rpidos y muy listos. En el banco, otros dos jugadores fundamentales: Kenny Washington y Doug Mc Instosh. UCLA perda por tres puntos (30-27) cuando se desat la tormenta perfecta. Hirsch hizo tres robos, el zurdo Goodrich anot ocho puntos, Erickson intercept y tapon en el vagn de cola de la 2-2-1 y Washington emboc dos suspensiones. En dos minutos y medio, UCLA haba anotado 16 puntos sin permitir una canasta de Duke.

La ventaja (43-30) persisti hasta el final. UCLA gan su primer ttulo con un resultado sorprendente (98-83) y 29 intercepciones, una cifra brutal que explicaba la eficacia de la zona press instaurada por Wooden y Jerry Norman. Ese da comenz el imperio de UCLA en el baloncesto universitario. El equipo de Wooden gan los campeonatos de 1963-64, 64-65, 66-67, 67-68, 68-69, 69-70, 70-71, 71-72, 72-73 y 74-75. Slo dos equipos se interpusieron entre Wooden y el ttulo de campen: Texas Western, ganador en 1966 con el primer quinteto de jugadores negros en la historia de la competicin, y North Carolina State, vencedor en 1974 con el fabuloso David Thompson en sus filas.

Muchos de aquellos equipos estaban integrados por luminarias de la magnitud de Goodrich, Hazzard, Lew Alcindor (luego Kareem Abdul Jabbar), Lucious Allen, Sydney Wicks, Bill Walton o Marques Johnson, pero esa nmina espectacular de jugadores explica la verstil naturaleza de John Wooden como entrenador. Gan con pequeos, con gigantes, con aleros, con toda clase de jugadores y equipos. En medio de la imparable sucesin de ttulos, el discreto hombre de Indiana se enfrentaba al torbellino de Los ngeles, a una cultura opuesta a la de sus races y a un periodo de agitacin poltica como no se ha conocido en Estados Unidos. Con su sempiterno traje y corbata, una hoja enrollada en su mano y un rostro inexpresivo, Wooden diriga los partidos como si no le afectaran a sus emociones. Se sentaba, cruzaba las piernas y observaba los acontecimientos. Pareca que estaba en la pera. Dicen que le importaba mucho ms lo que ocurra entre semana, en los entrenamientos, donde Wooden exiga un compromiso feroz de sus jugadores, alcanzar el mximo de su potencial y trasladarlo al partido. El trayecto, en definitiva, no la estacin final.

Sin embargo, sus jugadores ms prximos –y quiz ninguno le ha reverenciado ms que Bill Walton, a pesar de su famosa rebelda hippy- han sealado frecuentemente que detrs de esa figura impasible se agitaba una febril voluntad ganadora. Quiz Wooden no poda permitirse esa vertiente pblica, poco irable para un hombre de convicciones morales tan rgidas, para el Wooden de los campos de maz criado en una fuerte fe religiosa, para el austero campesino trasladado a los oropeles de Los ngeles. Ese combate entre lo esencial de su persona y lo circunstancial de sus alrededores se mantuvo hasta el final de su vida. Wooden era un hombre de fundamentos bsicos, en su vida y en el baloncesto, un moralista excesivo, en palabras de Kareem Abdul Jabbar, el jugador que elev el juego de UCLA a cotas excepcionales.

Aunque la iracin y el respeto hayan presidido las opiniones sobre l–“John Wooden”, escribi Arnold Haro en un artculo publicado en 1973 por el New York Times, “es lo ms cercano a la personificacin de Jesuscristo en el deporte”-, no le han faltado crticos. En un artculo de Slate, el peridico digital perteneciente al Washington Post, Tommy Craggs escriba en 2006 un virulento ataque a Wooden, a quien acusaba de controlador obsesivo, un represor con excelentes modales y una moralidad poco acorde con los tiempos que corran. “Paternalista, burcrata, rgido y estreido”, afirma en su artculo. Craggs refiere, no sin acidez, algunos detalles del carcter del entrenador, como su obsesin por la imagen de sus jugadores –sus peleas con Walton, cuya larga cabellera le sacaba de quicio, eran legendarias- y la minuciosa atencin a los detalles ms nfimos, como el contenido de algodn en los calcetines (no deba sobrepasar el 50% del tejido) o el rgimen alimenticio de los jugadores: “Las comidas consistirn habitualmente en un filete de 10 a 12 libras o una porcin equivalente de carne de buey, una pequea patata cocida, una verdura, tres piezas de apio, cuatro pequeos biscotes, algo de miel, t caliente y una macedonia. De vez en cuando, dejar que los jugadores coman lo que les apetezca”.

Su obsesin por la formalidad exasperaba a sus ms fervientes partidarios. Jabbar nunca ha dudado en situarle como una figura decisiva en su vida, pero senta la rigidez moralista de Wooden como un freno a su deseo de explorar la vida, de estar a altura a la altura de los turbulentos tiempos que a una generacin le toc vivir. Sydney Wicks, la gran figura del equipo entre las etapas de Lew Alcindor y Bill Walton, pidi permiso al entrenador para saltarse un entrenamiento y acudir a una manifestacin contra la guerra del Vietnam y a favor de los derechos civiles. “Esta manifestacin representa una cuestin de principios para m”, argument Wicks. "Comprendo perfectamente lo que me dices. Yo tambin soy un hombre de principios, y no tengo ningn principio ms bsico que el del entrenamiento. Si acudes a esa manifestacin, no seguirs en el equipo”, le contest Wooden. Hablaba el hombre que haba diseado a lo largo de los aos su famosa pirmide, un articulado de 25 principios esenciales para alcanzar la cima, definida por una idea muy personal del xito: “El xito es un estado de paz mental, resultante de la satisfaccin que produce saber que has hecho el mximo esfuerzo para alcanzar lo mejor que eres capaz de conseguir”.

La idea de lo bsico, se proyect sobre su vida personal y profesional. Para Wooden, el baloncesto era una cuestin de fundamentos, de moralidad, del aprendizaje de lo esencial y de los peligros de lo rio, hasta el punto de convertirse en un ferviente detractor de los mates. Quiz por eso mismo no puso ningn reparo a la regla que impidi los mates en el baloncesto universitario tras la llegada de Lew Alcindor al equipo de UCLA. De alguna manera, el tcnico se sinti respaldado cuando su joven pvot desarroll su letal gancho para imponerse en el juego de ataque.

Cuando se retir del baloncesto, tras la victoria de UCLA sobre Kentucky en la final de 1975, John Wooden contaba 65 aos. Su leyenda se haba definido en los ltimos 12 aos, a una edad provecta, en el fragor del mayor cambio generacional que se ha conocido en la historia. El hombre de Indiana se hizo mtico en California. Aprendi a relacionarse con un mundo muy diferente del suyo. Todas las crticas a sus excesos moralistas no impiden pensar en un personaje capaz de observarse a s mismo y no concederse ninguna ventaja. Pasaron largos aos antes de obtener las victorias que se le haban negado durante casi 20 aos. Cuando se sinti preparado, cuando comprendi que haba atado todos los cabos sueltos de su personalidad y sus conocimientos, comenz a ganar y no se detuvo hasta el final de su trayectoria como entrenador, aquel da de la primavera de 1975. Han pasado 35 aos ms hasta el final de su vida. Han servido para convertirlo en el gran patriarca del deporte norteamericano.

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61 Comentarios
  • #85 coolhunter
    07.Jun.2010 | 11:37

    Chapeau!!! , Maestro Segurola.

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John Wooden posa junto a Bill Walton

John Wooden posa junto a Bill Walton

FOTO: Reuters

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