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Esta vez pinch Dolores Aguirre en Pamplona, una de sus plazas talismn y donde haba triunfado estos aos atrs, con corridas muy importantes. Se torci esa trayectoria casi impecable con una mansada que, para colmo, tuvo una presencia ms que pobre en algunos toros. No pareca una corrida de Dolores y menos en San Fermn.

Pero el toreo tiene un misterio especial y hasta una tarde de fracaso ganadero puede cambiar con otro manso si es que delante tiene un torero con agallas.Y en un minuto cambi todo el decorado de la corrida. Hasta el sexto toro aquello era un bodrio insufrible, un desfile de mansos, de una absoluta falta de casta. El sexto era de la misma estirpe. Pero fue descordado en el segundo puyazo, en un lance extrao que la autoridad debe investigar. El toro cay fulminado en sus extremidades delanteras y tuvo que salir el sobrero, tambin de Dolores Aguirre. Otro manso, pero con movilidad, aunque buscando las tablas.

Y fue cuando Joselillo ech las rodillas en tierra y se pas al manso una y otra vez en muletazos que las peas celebraron al grito de illo, illo, illo...Joselillo!. La faena mantuvo un tono emotivo. El torero no se alivi, siempre tore muy cruzado y cargando la suerte. El toro hua y Joselillo lo obligaba a meter la cara en el engao, una y otra vez. No era cosa de exquisiteces, pero s de mucha entrega y mucho coraje. Se fue detrs de la espada y liquid al de Dolores. Las dos orejas y la puerta grande. Fue el triunfo de la entrega y el pundonor. Joselillo y un manso haban levantado una tarde infumable.

El resto, includa la oreja injustificable a David Mora en el segundo, transcurri entre trapazos, porque no caba otra cosa ante los mulos. Ni Fandio, ni Mora pudieron pasar de cumplidores con su deber.