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El Lehendakari, Patxi Lpez, en el palco. Su consejero de Interior, Rodolfo Ares, en un burladero del callejn. Todo un smbolo de afecto y respaldo a la fiesta de los toros. Y un contraste inmenso con el presidente Montilla, de Catalua. La sola presencia de la cpula del gobierno de Euskadi en la plaza representa un baln de oxgeno y una inyeccin de moral para la aficin vasca y nos confirma que en esta tierra de Euskadi la fiesta puede seguir navegando con buen viento y buena mar.

Adems el Lehendakari acert y se apunt a una tarde de toros de verdad. La corrida de Victorino, tremenda de trapo, tuvo variedad, desde el toro que meda y encoga el nimo, como el sexto, hasta ese soberbio ejemplar de nombre 'Mtico' que sali en cuarto lugar y le permiti a Padilla hacer el toreo bueno !, as, como suena.

El de Jerez supo adaptarse a las condiciones de su enemigo y tore con reposo sobre la mano derecha y mucho mejor todava sobre la izquierda, en unos naturales que podra haber firmado cualquier torero con sello de exquisito. Adems se fue detrs de la espada muy derecho para tumbar al de Victorino, que tuvo una muerte de autntico bravo. En su primero, un manso sin un pase, peg un petardo con la espada.

La tarde haba subido de tono a partir del segundo, un toro exigente y que se encontr con la muleta de Diego Urdiales. En esta ocasin el torero riojano di la medida, sin dudar ni lo ms mnimo en la cara del toro, hasta meter al de Victorino en la muleta. Tuvo mucha emocin y mucha verdad esa faena, tal vez la ms importante que hemos visto hasta el momento en estas Corridas Generales. La oreja que cort fue de ley. En el quinto, que meda y no se empleaba, Urdiales cumpli el trmite con brevedad y soltura.

Nos quedaba otra grata sorpresa en la tarde. Esta vez fue El Cid quien se midi de verdad con el tercero, que gazapeaba, se paraba y meda a El Cid. Meta miedo aquel toro, pero Manuel Jess se vino arriba y nos record en algunos pasajes de la faena al memorable torero de la histrica tarde de 2007, cuando se encerr en esta misma plaza con seis victorinos. La faena tuvo emocin y en especial una importancia innegable, especialmente en el toreo al natural, sin tomarse ni una sola ventaja.

Y ahora no me explico como no le obligaron a dar la vuelta al ruedo, como mnimo, aunque haya dejado un pinchazo hondo y descabellara barrenando. A ver si miden igual a los de esta tarde, es decir, a los de la gente bella. En el sexto toro, el de peligro pregonado, plante una faena de pegar pases en cadena y all haba que medirse al lmite ante el sentido que desarrollaba el toro. Al final opt por cumplir con pulcritud y no exponer ms sus femorales.