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LOS PUNTOS SOBRE LAS ES
Por qu Howard Webb la li en la final del Mundial? Por qu el por otra parte prestigiossimo rbitro ingls no hizo lo que tena que hacer reglamento en mano? Por qu no mand a la ducha a Van Bommel y al karateca De Jong antes del descanso? Por qu odia a Espaa? Por qu es un rbitro de andar por casa? Pues ni por lo uno ni por lo otro. Creo que acostumbra a veranear en nuestro pas y un maula no debe de ser cuando en el lapso de mes y medio ha pitado ni ms ni menos que la final de la Copa de Europa en el Bernabu y el ltimo partido de la Copa del Mundo, que se dice pronto.
Ya no pregunto sino afirmo: es bueno, muy bueno, superlativo si me apuran. Es el mejor de la mejor escuela de trencillas del mundo: la inglesa. Adems, algo debe tener este agua cuando la bendicen. Al peln colegiado le ocurri lo mismo que le hubiera ocurrido a cualquier otro, a la prctica totalidad del gremio. Mxime teniendo en cuenta que esta vez haba mil y pico millones de almas pendientes de su realganismo: que se acongoj.
Lo que tocaba era haber expulsado a las primeras de cambio a Harry el Sucio Van Bommel y haber hecho lo propio con un De Jong que no rompi el esternn o provoc una parada cardiaca al mediocentro del Real Madrid porque el de arriba no quiso.
Y por qu obr as el juez de la contienda ms importante de este cuatrienio? Howard Webb fue vctima de las circunstancias, que no de sus circunstancias, que no es lo mismo. Los mtodos arbitrales continan siendo prcticamente los mismos que hace 150 aos cuando el balompi pas de ser una costumbre a transformarse lenta pero imparablemente en el deporte ms seguido y practicado del planeta tierra.
Hay que proteger a los rbitros para acabar con su miedo escnico
Lo cual tiene bemoles. Los sistemas jurisdiccionales han evolucionado en todos los rdenes de la vida menos en el deporte rey por razones hilarantes, pueriles y tal vez por ello sospechosas. “Si hubiera tecnologa, no habra esa polmica que tanto gusta a la gente”, vino a decir durante el mundial el Papa del invento, el suizo Joseph Blatter.
La cosa suena a provocacin por cuanto esta declaracin sali de su augusto pico tras las csmicas meteduras de pata arbitrales en un Alemania-Inglaterra en el que el zapatazo de Gerrard no se dio por vlido. Y todo ello pese a que al de negro le bast echar un vistazo al videomarcador para comprobar que haba entrado. Pero, adems de todo eso, a Webb le atenaz el pavor al escndalo que hubiera supuesto dejar a Holanda con diez o con nueve a los 40 minutos. Olvidando, por cierto, varias circunstancias: que estuvo en un tris de cargarse una final que poda haber degenerado en combate de artes marciales si Espaa no hubiera echado mano de ese aplomo que ha embelesado amedio mundo y parte del otro.
Claro que esto no es nada al lado de la que se hubiera montado si los violentos se hubieran impuesto a los artistas, a unos muchachos que han hecho del buen ftbol un ejemplo universal. Se imaginan que hubieran ganado los malos? A Webb le honra, al menos, haber reconocido que Van Bommel y De Jong disfrutaron de 50 minutos de regalo ya que tenan que haberse ido por donde vinieron antes de echar el cierre la primera mitad. Ms vale tarde que nunca.
Algo de eso acontenci con la caricia que se llev Cristiano Ronaldo en Mallorca en ese tobillo al que apuntan sistemticamente los defensas, con el hachazo que padeci el sbado ese proyecto de Baln de Oro llamado Sergio Agero o con la patada modelo De Jong que Amorebieta se casc sobre el liviano cuerpo de Messi la pasada temporada.
Lo ms grave de todo es que ninguna de estas salvajadas se sald con la expulsin.
Increble pero cierto: ni Cendrs, ni mi paisano Gurpegui, ni tampoco el venezolano o espaol —que ya no s muy bien qu es el interesante central del Athletic— vieron esa roja que se antojaba perogrullesca.
Esta permisividad rayana en la prevaricacin es peligrossima por varias razones.
La primera de ellas es que cualquier jornada vamos a vivir una desgracia. El da que a CR7, Leo o El Kun les pillen en mala posicin o, simplemente, no tengan su da de suerte, todos nos lamentaremos y casi todos nos echaremos las manos a la cabeza. Recuerdo, sin ir ms lejos, que Figo retir del ftbol a Csar por una impresentable entrada benvolamente castigada o que Maradona se pas creo que fueron seis meses en el dique seco tras aquella escalofriante entrada de uno de mis dolos de juventud, el por otra parte soberbio Andoni Goikotxea. Entrada, por cierto, que contina dando miedo contemplar aun cuando ha transcurrido medio siglo.
Oles ayudamos a juzgar sin temor o nos cargaremos el espectculo
Pero ms all de todo hay algo tanto ms preocupante. El ftbol profesional es, por encima de todo, un espectculo. Y si consentimos estas barrabasadas o no las sancionamos como Dios y el reglamento mandan ese acto de belleza suprema que es el balompi bien jugado pasar a mejor vida. Cuando no se sana en tiempo y forma una herida se est siempre al albur de la diosa Fortuna al crecer exponencialmente las posibilidades de gangrena y, consiguientemente, de amputacin.
Bastara con echar un vistazo a un ciclismo que no hizo los deberes a tiempo
con el dopaje y ahora paga las consecuencias del descrdito. Ya casi nadie se cree
este maravilloso deporte de supermanes. Lo he subrayado cien veces y lo repetir otras cien si es necesario: o el ftbol acaba con el juego sucio o el juego sucio acabar con el ftbol. Elemental, querido Watson. Y tres cuartos de lo mismo suscribo de esos cuentistas que intentan, cual Lazarillo de Tormes, engaar a un rbitro que no pocas veces est vendido.
Para ello hay que proteger fsica e institucionalmente a los rbitros cuando apliquen el reglamento a rajatabla, especialmente contra el equipo local. De lo primero ya se encargan nuestros eficaces cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. De lo segundo deberan responsabilizarse y por este orden el Colegio de rbitros, la Federacin Espaola, la Liga de Ftbol Profesional y los propios clubes que son los que, al fin y al cabo, ms pueden hacer por controlar a las malas bestias que operan sobre el csped y en las gradas.
Urge, pues, un gran pacto de Estado en pos del espectculo. Y urge previamente
que se dote a los jueces de este negocio de mtodos tecnolgicos que reduzcan el error a la condicin de excepcin y no de regla. Se imaginan cuntos disgustos, cuntas injusticias y cuntos desrdenes pblicos nos ahorraramos si el guapo que se atreve a pitar un encuentro cuenta en la grada con tres compaeros que le asesoren vdeo en mano segundos despus de una lance dudoso?
Esas nuevas tecnologas que son ya moneda corriente en cualquier actividad cotidiana evitaran un sinfn de malos tragos. Evitaran, para empezar, que ese proverbial “en caso de duda, no se pita” pasase a la historia y, para terminar, que nos cargsemos un espectculo que mueve miles de millones de euros y un sinfn de pasiones. Claro que a lo mejor a alguien le interesa que no cambie nada o que cambie todo pero lampedussianamente. Por qu ser?
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Eduardo Inda, director de MARCA, en pleno discurso.
FOTO: RAFA CASAL | MARCAEn MARCA.com en las ltimas 24 horas
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