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Ya intua Messina lo que se le avecinaba en Alicante. El entrenador merengue, que cumpla este sbado 50 participaciones con el Real Madrid en la ACB, saba de la mala estadstica de su equipo en el Centro de Tecnificacin y por eso tild el partido de "muy difcil" a pesar de jugar contra un conjunto que todava no haba estrenado su casillero de victorias y que acumulaba problemas de juego, concentracin y puntos.

Los blancos, ataviados de negro en esta ocasin, comenzaron despistados a merced de un rival deseoso de cambiar el nimo de sus aficionados decepcionados tras los ltimos fiascos. Messina no tard en desesperarse por las facilidades que estaba ofreciendo su equipo en defensa y que le costaron las primeras diferencias.

As, finaliz el primer cuarto con un 20-17 favorable a los locales que siempre fueron por delante en el marcador. Gran parte de culpa de la superioridad de los de Quintana se debe a su increble acierto desde la lnea de tres. Seis de ocho triples anotaron mientras que al Madrid le ocurra completamente lo contrario (dos de diez).

A medida que avanzaba el partido se confirmaba la pjara visitante y la alegra local llegando el Meridiano al descanso con cinco puntos de ventaja. No obstante, la dinmica del partido presagiaba una reaccin blanca justo en el momento en el que a los alicantinos les entrara el bajn fsico.

Tmido despertar

La entrada de Felipe Reyes dot a los visitantes de una mayor nitidez en su juego. El partido se equilibr y el Madrid empez a enterarse de lo complicado que se le estaba poniendo la tarde. Vidal fue el encargado de dotar de carcter a los suyos, virtud de la que carecan hasta ese momento.

Pero el Merdidiano sigui con su plan. Juntos, concentrados, esperando matar en las contras. Que nadie se extrae si Sow aade una 'h' a su apellido despus de su exhibicin ante los blancos.

Messina, vislumbrando el panorama, dio entrada a Garbajosa en el ltimo cuarto lo que se interpret como seal de urgencia. Con su inclusin en la cancha el mster pretenda abrir el campo para dejar espacio a las entradas de Tomic. No surgi efecto.

Quintana, cuya cabeza penda de un hilo, reclam tranquilidad a sus hombres para afrontar los ltimos minutos y no tirar por la borda el trabajo de una tarde. El madridismo se apunt a la pica -como tantas otras veces- al ver a Llull celebrando con rabia sus anotaciones. Pero no era la tarde ni el pabelln adecuado. Los blancos claudicaron ante un colista que se ve doblemente reforzado por esta doble victoria. La maldicin contina.

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Sgueme