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Si Pachi Izco, presidente de Osasuna, hubiera flaqueado ante las dudas de la Real Federacin Espaola de Ftbol o ante los caprichos del Barcelona, a estas alturas la Liga estara viviendo uno de los episodios ms vergonzosos de toda su historia. Slo la firmeza del dirigente navarro hizo posible que Pep Guardiola no se riera en la cara del ftbol espaol.

Al tcnico azulgrana se le antoj que su equipo viajara en avin y en el da al partido de Pamplona. La medida, habitual en otros desplazamientos, tena algunos agravantes. Por ejemplo, que este pas se encontraba en estado de alarma y que el espacio areo permaneca cerrado. Pero Guardiola entendi que l est por encima de cualquier situacin y mantuvo a la plantilla en Barcelona hasta las cuatro de la tarde mientras equipos de toda Espaa y de todas las categoras cruzaban la Pennsula Ibrica en autocar para llegar puntuales a sus compromisos.

Ah estn los desplazamientos del Sporting, desde Gijn a Barcelona, o del Racing, desde Santander a Mlaga. Por no hablar de los cientos del kilmetros que hacen cada fin de semana equipos de todo tipo y condicin con tal de cumplir con el sagrado deber de estar a la hora y en el momento justo en el que el rbitro pite el comienzo del partido.

De todos estos deportistas, de los ciudadanos y de la delicada situacin social del pas quiso rerse Guardiola con la aquiescencia de una Liga y una Federacin que no fueron firmes en sus planteamientos. La dignidad de Pachi Izco y el apoyo que recibi de muchos presidentes de Primera divisin permiti mantener la hora del partido. Lo contrario hubiera sido una cacicada. El Bara tuvo que protagonizar entonces un ridculo viaje contra el reloj y contra la lgica. Y todo por el capricho de un entrenador que, como otras veces, actu como un nio consentido.