Hace apenas un año, Kenia estaba en el punto de mira por una oleada de casos de dopaje que convulsionó los cimientos del atletismo en el país. En aquel momento, hasta 52 keniatas se encontraban cumpliendo sanción, 20 de los cuales habían dado positivo en 2022.
Los casos no han parado. De hecho, el último atleta sancionado por un positivo ha sido Titus Ekiru, que ha suspendido durante diez años después de que manipulara dos resultados analíticos adversos.
En este contexto, el Gobierno de Kenia, que salió indemne de una posible sanción de World Athletics, ha redoblado sus esfuerzos para luchar contra el dopaje de sus deportistas y en ese reto ha dado un paso más, después de que el Instituto de Investigación Médica de Kenia (KEMRI) haya firmado un acuerdo con el Kings University College de Londres para asociarse en la creación de un laboratorio antidopaje en el Centro KEMRI en Eldoret.
Kenia está incluido en el grupo A de países según las normas antidopaje de World Athletics, lo que significa que sus atletas deben someterse al menos a tres análisis de orina y sangre sin previo aviso, fuera de competición, antes de las principales competiciones. Numerosos atletas kenianos proceden del Valle del Rift y Eldoret, por lo que se trata de un lugar idóneo para la realización de pruebas a los deportistas.
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