Fue el duelo de la tarde en el Estadio Olímpico de Múnich. Tras 4.900 metros de movimientos tácticos sobre el hipotético tablero de ajedrez que a veces es el tartán, Mohamed Katir plantó cara a Jakob Ingebrigtsen en los últimos 50 metros de la final de 5.000 e intentó emular a Wightman en el Mundial, pero esta vez el noruego, rabioso por aquella carrera de 1.500, no dejó que le adelantaran y se proclamó campeón de Europa, con 13:21.13.
Por detrás, Katir, queeste año se había centrado en el 1.500 con el excelente resultado del bronce mundial,volvió a demostrar la calidad competitiva que tiene para moverse en el grupo en el momento preciso y atacar al favorito para sellar una plata europea con la que cierra un año mágico.
Acabó segundo, con 13:22.98 -su mejor marca de la temporada porque apenas había tocado la distancia-, y aún realizó un gesto de inconformismo al cruzar la meta, ese que tienen los grandes campeones. Después de entrenar durante unas semanas en Sierra Nevada, a su regreso del Mundial, Katir se enfrentaba a otro reto mayúsculo y salió exitoso del mismo.
Y eso que el desarrollo de la final incomodó al atleta entrenado por Gabi Lorente. Con 25 atletas en una final directa, el ritmo fue lento de inicio, lo que propició numerosos encontronazos y también relevos en cabeza, con los favoritos midiendo fuerzas y movimientos. "No entiendo que no se hayan hecho unas semifinales", decía contrariado. "Ha habido muchos golpes, codazos y eso te corta la progresión".
Sabía que el único que podía dar la cara ante Ingebrigtsen era yo. Iba con esa mentalidad, que si me tiene que ganar tenga que sufrir
En esa lucha táctica y bulliciosa por los primeros puestos, una caída, la del francés Bour, sembró el pánico entre los favoritos, que salieron indemnes pero con la determinación de acelerar la carrera. Ahí se puso a la labor el italiano Crippa, bronce europeo de Berlín en 2018, Katir y el propio Ingebrigtsen.
A falta de 800 metros, fue el noruego el que se colocó de nuevo los galones de líder con el deseo de sellar su primer oro con la comodidad que no tuvo en los 1.500 del Mundial. Pero ahí Katir, ambicioso, decidió plantarle cara. "Sabía que el único que podía dar la cara ante Ingebrigtsen era yo", itía el español. "Iba con esa mentalidad, que si me tiene que ganar tenga que sufrir".
Me voy contento. Ha sido un verano muy bueno para mí. He cumplido ganando una medalla aquí
Y sufrió. Tuvo que exprimirse para alcanzar primero la meta -a ver cómo le afecta de cara a su posible doblete con el 1.500-, pero no quería que la película de Eugene se repitiera. "Me voy contento", decía Katir. "Ha sido un verano muy bueno para mí. He cumplido ganando una medalla aquí, fuera del color que fuera. Aunque he tenido que sacrificar otras cosas, como las marcas".
En la final, además, Oukhelfen fue duodécimo con 13:33.63 y Adel Mechaal, decimocuarto, con 13:35.92. Ambos estuvieron en el grupo de cabeza hasta las vueltas determinantes, pero cuando los tres de cabeza cambiaron de ritmo no pudieron seguir el ataque.
Comentarios