Carlos Molina, jugador español del campeón ucraniano de balonmano Motor Zaporozhye, intenta salir por carretera del país. Para ello está cruzando prácticamente toda Ucrania de este a oeste, en un viaje de más de ochocientos kilómetros dificultado por el colapso de las carreteras por la población que huye.
El equipo ucraniano de Molina se vio sorprendido el pasado jueves por el inicio de la invasión del ejército ruso cuando regresaba de un partido de la Liga de Campeones disputado en Polonia. Su avión con dirección a Zaporozhye fue desviado a Kiev, donde ya la expedición presenció los primeros bombardeos de aviación rusa. Después de horas de incertidumbre, la expedición se dirigió a su destino por carretera en autobús.
El presidente del club había dado la opción a los jugadores no ucranianos del Motor de salir del país y reunirse con el resto del equipo en la frontera con Eslovaquia, ya que el próximo martes deberían jugar contra el Paris Saint-Germain en la ciudad de Presov el partido aplazado la pasada semana, y dos días después, contra el Barça en el mismo lugar.
En vista de la situación en el país, Molina ha decidido salir de Ucrania. Viaja junto con sus compañeros Aidenas Malasinskas (lituano) y Viachaslau Bokhan (bielorruso). "Estoy intentado tocar suelo europeo, pero cada vez que avanzamos todo me hace pensar que estoy más lejos, gasolineras van cerrando, desbastecimiento con límite de 10 litros por coche, más dudas, una espera de días para cruzar la frontera (...)", ha relatado el 'Hispano' su situación actual en su cuenta de una red social.
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