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Todos lo hemos experimentado: un día lleno de estrés o emociones fuertes nos hace sumergirnos en una bolsa de papas fritas o un tarro de helado. Aunque esto nos proporciona un alivio momentáneo, a menudo nos deja con un regusto de culpa y vergüenza. ¿Hay una forma más saludable de manejar estos antojos emocionales? Ana Morales, psicóloga especializada en alimentación emocional y aceptación corporal, nos brinda una visión detallada de cómo podemos hacer frente a esta tendencia común de una manera que beneficie nuestra salud emocional y física en una entrevista para MARCA.
Un ciclo negativo que trasciende la balanza
Morales advierte que recurrir a la comida en momentos emocionalmente cargados es más que un simple antojo. "Es un ciclo negativo que comienza con una sensación de placer momentáneo y se desploma en una oleada de culpa, vergüenza y autoestima menguante", dice. Pero hay una buena noticia: podemos romper este ciclo.
En la raíz de la cuestión: emociones y autoestima
El primer paso para romper este patrón, según Morales, es hacer una pausa. "Antes de lanzarte sobre la despensa, respira hondo y pregúntate qué es lo que realmente necesitas en ese momento". Una vez que identificamos nuestras emociones subyacentes-ya sea aburrimiento, tristeza, o ansiedad-podemos buscar soluciones más efectivas que recurrir a la comida.
Alternativas y apoyo
Morales sugiere diversas alternativas que podemos aplicar. "Una llamada a una amiga, salir a caminar, o incluso un simple estiramiento pueden funcionar", nos dice. Además, no descarta la idea de buscar ayuda externa. "Un apoyo externo, ya sea un amigo de confianza o un profesional, puede marcar una diferencia significativa", agrega Morales.
Estrategias prácticas para manejar antojos emocionales
Para aquellos que buscan un enfoque más estructurado, Morales recomienda lo siguiente:
1. Haz una pausa: Respira profundamente antes de actuar impulsivamente.
La idea aquí es darle a tu cerebro un momento para salir del modo automático, lo que te permite tomar decisiones más meditadas. Ejemplo: Imagina que acabas de tener una discusión con un amigo y te encuentras en la cocina, listo para atacar una tarta de chocolate. En lugar de proceder inmediatamente, haz
una pausa. Respira profundamente tres veces y cuenta hasta diez. Este breve espacio puede ser suficiente para que reconsideres la decisión.
2. Identifica tus emociones: Conocer la emoción que impulsa el antojo te permitirá encontrar soluciones más efectivas.
El objetivo es entender qué emoción o situación está desencadenando el deseo de comer de forma emocional. Ejemplo: Siguiendo con el escenario anterior, después de respirar profundamente, pregúntate: "¿Estoy realmente hambriento o estoy frustrado, enojado o triste por la discusión?". Al identificar la emoción, puedes tratar la raíz del problema en lugar de aplicar un parche temporal.
3. Busca alternativas: Encuentra formas más saludables de lidiar con tu emoción actual.
Una vez que hayas identificado la emoción subyacente, busca maneras de abordarla que no involucren la comida. Ejemplo: Si determinas que la tristeza es la emoción que te lleva a la despensa, considera alternativas como escuchar música que te levante el ánimo, ver una película inspiradora o incluso escribir en un diario tus sentimientos para procesarlos.
4. Pide ayuda: Si sientes que no puedes manejarlo solo, busca apoyo externo.
Hay momentos en que los antojos emocionales son demasiado intensos y difíciles de manejar por uno mismo. No hay nada de malo en buscar apoyo externo. Ejemplo: Si sientes que no puedes resistir el impulso, llama o envía un mensaje a un amigo de confianza o a un miembro de la familia. A veces, hablar del problema en voz alta es suficiente para disipar el deseo. También podrías considerar buscar el apoyo de un profesional, como un psicólogo o un nutricionista, para abordar el problema de raíz.
Desafío de la semana: toma el control
Morales nos ofrece un reto: "Identifica un desencadenante emocional y aplica una de estas estrategias. Luego, reflexiona sobre cómo te sientes". Al final del día, los antojos emocionales son solo emociones pasajeras. Con las herramientas adecuadas, podemos aprender a controlarlos en lugar de permitir que nos controlen.
La próxima vez que te encuentres a punto de caer en la tentación de los antojos emocionales, recuerda los consejos de Ana Morales. Con un poco de autoconciencia y las estrategias adecuadas, podemos transformar esos momentos de debilidad en oportunidades para un bienestar más profundo y duradero.
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