El tipo al que nunca adorar el Bernabu 556j2k
lunes, 7 marzo 2016, 12:54
Cuando Cristiano Ronaldo descarg su devastadora tormenta de goles sobre el Celta, el Bernabu estaba a punto de empapelarlo. Ya se haban escuchado los primeros pitos y al hombre lo haban cargado con las culpas de una mala tarde sin saberse siquiera el resultado.
Cristiano Ronaldo es uno de los jugadores ms eficaces en la historia del Real Madrid, un tipo que ha cumplido su parte del trato. Le contrataron para que hiciera goles y ya lleva 352 y dos Balones de Oro. Si le hubieran fichado para alicatar baos varias urbanizaciones llevaran su nombre en una placa.
Y ese es el problema. A Cristiano se le juzga con la asepsia de quien ha contratado a un sicario. Nadie se enamora de su dentista por muy buen trabajo que haga. Se le paga, se le respeta y se le saluda. Nada ms.
Lo mismo sucede con Cristiano. Jams conquistar el corazn de la hinchada. Engrosar listas de goleadores, encabezar clasificaciones histricas, ayudar a ganar ttulos pero su relacin con la grada no dejar de ser estrictamente profesional: usted marca, nosotros le aplaudimos; usted no marca, nosotros le pitamos.
Jugadores con menos talento y peores nmeros han tenido ms conexin con el pblico. Se trata de caer bien o de caer mal. De caer gordo o de caer simptico. Y Cristiano Ronaldo cae gordo. Ni 352 goles son capaces de cambiar esa percepcin. Es increble pero estamos ante el tpico jugador que ser querido... cuando se vaya.
Durante las largas concentraciones de Eurocopas y Mundiales, RobertoGmez, a modo de chanza, se refera a GasparRosety como La Voz. "Cuidado, que viene La Voz". Como los dos eran perros viejos y se conocan bien, Gaspar ni se inmutaba. Deca "Buenos das" con aquel vozarrn inconfundible. Lo extrao es que detrs no sonara una cua publicitaria o las seales horarias. Gaspar sonaba a radio desde que se levantaba.
Tena el cuello ancho porque ah albergaba los tubos del rgano que tena por voz. Una voz inconfundible, que modulaba a voluntad y que solo se quebr con el gol de Mijatovic. Fue el nico da que perdi el control de aquel potente instrumento que lo diferenciaba del resto de narradores.
Su impronta en el ftbol espaol fue de tal calibre que los partidos eran trascendentes no por el nombre de los equipos, sino por si Gaspar gobernaba con su voz aquella atmsfera. Si Gaspar estaba en la cabina, entonces era el partido de la jornada. Formaba parte del paisaje: 22 jugadores, el tro arbitral, el baln, miles de espectadores, millones de oyentes y Gaspar Rosety narrando. La tarde perfecta.
Se nos ha ido un domingo, el da del ftbol por excelencia. A Gaspar Rosety se le podra despedir con todos los tpicos al uso, pero acaso lo ms oportuno sea decirle adis con la palabra que lo hizo ms clebre y que tantas veces pronunci: gol. Hasta siempre. Gol.