A Messi lo soltaron en el recreo y... 1d5j22
lunes, 24 abril 2017, 07:53
Cuando Sergi Roberto arranc con yardas por delante, la vista del espectador realiz un rpido escaneo para detectar en qu lugar del campo se encontraba Messi. Porque si Leo estaba cerca, aquello tena mala pinta para el Real Madrid y muy buena para el Barcelona.
Messi estaba lejos. Pero con el instinto de los genios, fue entrando en el radio de accin de la jugada hasta convertirse en el actor principal. Messi no slo es el ms rpido regateando, tirando y pensando. Tambin ve el futuro. Su disparo, marca de la casa, fue la rbrica a una actuacin colosal en el Bernabu -una ms-, un estadio que ha convertido en el patio de su recreo.
La ley de Leo
Cuando se juega sin ortodoxia, los partidos los gobiernan los mejores. Cuando un equipo no manda sobre el otro en virtud de la tctica, de una buena organizacin, de un sistema colectivo, es el talento individual el que dicta las leyes. ConMessi en el campo, es difcil que no decida l si hay Liga o no hay Liga. Y anoche decidi que nos divertiremos unos cuantos partidos ms. Madrid y Bara se molieron a golpes, como dos pesos pesados que buscan acabar el combate en la lona. Al punto de terminar con los dos porteros convertidos en hroes. Por ah, pudo haber ganado cualquiera. Tal vez, en ese barro del ida y vuelta, el Madrid se mueve como nadie. Pero apareci Ter Stegen como luego surgi Keylor Navas ante la artillera azulgrana.
Saber terminar
Al golpe de Rakitic, que pareca definitivo, respondi el Madrid -en inferioridad- con sus seas de identidad de siempre: unos testtulos del tamao de una pelota de baloncesto y un instinto asesino salvaje. La diferencia estuvo en la manera de cerrar el partido.
En el Madrid falt cabeza para dar trascedencia y valor al empate, que era mucho. Tan es as que la carrera de Sergi Roberto, en la ltima jugada, fue hasta cmoda. Nadie asumi la responsabilidad de hacer la falta que le peda el cuerpo al estadio entero. El Bara, como no le quedaba otra, se fue arriba. No tener que pensar le facilit las cosas. Eso y tener a Messi. Leo no par hasta no escuchar la campana que daba por finalizado el recreo. Apur, como los cros, hasta la ltima pelota.
El arte de ganar
Alejandro Valverde ha convertido en un delicado arte la precisin de medir los ltimos 500 metros de una carrera y rematar a lo grande. Puede estar agazapado 270 kilmetros que sus rivales saben que El Bala acecha, como un viejo zorro, cuando huele la pancarta.
No se recuerda en el ciclismo moderno un ejecutor tan fro, un tipo tan cientfico y quirrgico a la hora de medir distancias, pulsaciones, vatios y desniveles cuando la manada asoma en pos de la victoria. Lo hace tan suave como el cuchillo entrando en la mantequilla. Se puede ser tan bueno como Indurain sin ganar el Tour. En Blgica, lo adoraran. Aqu, es un seor de Murcia.