El Barcelona no toma postre 3f183w
domingo, 15 octubre 2017, 19:48
El Metropolitano estall de jbilo cuando Oblak bloc sin mayores problemas el golpe franco botado por Messi. Se haba hecho un sepulcral silencio en el por lo dems bullicioso estadio cuando una prdida absurda de Griezmann deriv en falta al propio Leo. Primero, porque el personal sospechaba que el lanzamiento iba a ser lo ltimo que pasara. Segundo, por supuesto, porque el que se iba a encargar era el 10. Ambos factores combinados invitaban a pensar en el gol, pero el argentino la puso donde la esperaba el esloveno. Tal fue la algaraba que ni siquiera se escuch al nclito Mateu pitando el final, que efectivamente lo pit. Con empate.
Y es que el personal rojiblanco era consciente de que, ms all de que el Bara las hubiera alcanzado en el tramo final, apenas un rato antes de la falta relatada, el Atltico puede dar por buensimas unas tablas que si mereci por algo fue por arrestos. Y no todos los tuvieron, dicho sea de paso, que lo nico bueno que hizo Correa en toda la noche es dejar un hueco para Gaitn, otro que tal, de modo que no se notara tanto lo que haba hecho antes. Pero a lo que vamos, que enseguida nos despistamos: que el conjunto del Cholo fue inferior y que si la balanza debi desnivelarse fue del otro lado. Del lado del lder.
El segundo tiempo fue un ejercicio de supervivencia rojiblanca condenado al fracaso tarde o temprano. Porque Oblak sac la primera de Surez tras prdida de Gabi. Porque Messi astill el palo con otra falta despus de que Correa extraviara la pelota. Porque volvi a tenerla Leo en uno de esos balones por los que todos pelean menos l, pero que le caen a l. Porque volvi a tenerla Lucho, topando otra vez con el 13 del Atltico... Porque si despus de la primera concedes la segunda, y despus la tercera, y despus la cuarta, y as hasta el infinito y ms all, lo normal, lo lgico, lo sensato, es que como mnimo te acabe cayendo una.
Surez, inasequible al desaliento, cabece serpenteando entre Savic y Juanfran un servicio desde la derecha de Sergi Roberto, al que Gaitn no consider conveniente atender. Apenas llevaba un ratillo en el campo el argentino, pero una de dos: o boqueaba ya, o no le apeteca. Ninguna de las dos soporta defensa, en todo caso, y no es la primera vez que le pasa. La definicin de esa jugada explica parte del desenlace: los cambios que aportaron fueron los visitantes, que tampoco Thomas sale excesivamente bien parado del litigio de anoche.
Tena el Barcelona hipnotizado el partido, mucho antes de todo eso, retrocedamos al arranque, con el Atltico mirando la pelota como quien mira el pndulo. De ac para all. Como a Messi han intentado pararlo con todos los marcajes posibles, sin conseguirlo, el equipo rojiblanco apostaba entonces por no marcarlo. Original era, no digan que no. All andaba el 10, plantado en tres cuartos y esperando agarrarla. Pero el ftbol no hay quien lo explique, amigos, y cuando as andaba la cosa result que la gente del Cholo pill una por fin, se puso a mimarla durante un minuto y termin depositndola en la red de Ter Stegen, ah s con cierta violencia.
Correspondi el golpeo a Sal, como corresponde a Sal desatascar casi todos los partidos que se atascan. Es el 8 rojiblanco futbolista indescifrable, porque nunca sabe uno si le toca mover a los dems desde el eje, aparecer desde segunda lnea para hacer dao o incluso incrustarse atrs en la tarea defensiva. En ese gol, por ejemplo, atendi a las dos primeras funciones, pues por l pas el recorrido anterior al disparo definitivo. Dicen que el especialista en todo no es profesional en nada, pero aqu anda el menor de los guez para desmentirlo. De largo lo mejor de su equipo.
La noche sali rebelde, quizs por aquello de que en el csped haba partido y en la grada manifestacin, as que, despus de que Messi estuviera a punto de marcar al medio minuto, que ya hubiera sido el colmo, Griezmann se plant dos veces ante Ter Stegen para que ste demostrara que tiene manos, sacando la primera, y pies, deshaciendo la segunda. Las dos iban abajo, donde hacen dao, pero el alemn sostuvo ese primer arren local para que un rato despus el partido estuviera donde trat de explicarse antes: anestesiado por el doctor Bara, con el paciente a verlas venir.
Con ms de una hora por delante y con el 10 en el campo no hay motivo para enloquecer, as que la escuadra de Valverde opt por la calma: se masticaba cada jugada azulgrana de un carril a otro y con la sensacin de que el Atltico se meta demasiado atrs, pero lo cierto es que peligro no haba entonces. Al menos no del que puede haber cuando tienes a Messi y Surez enfrente. Luego s, luego el segundo acto fue un suplicio en clave rojiblanca. Porque el pedal del acelerador corresponde a Leo, y l es el nico con permiso para apretarlo. Del mal, el menos, pensar El Cholo, despus de que su equipo fuera incapaz de acertar con una de las contras que busc, que tampoco fueron tantas. No todo el mundo puede presumir de haber arrancado un empate a este Bara. Como comprobarn, ni media alusin a las banderas en esta crnica. No la merecen, escrito sea con respeto.
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