Querido Fernando... 5u1u5k
domingo, 20 mayo 2018, 20:39
Hoy te ha costado, andabas nervioso con eso de la prueba que te har maana el Atltico en el Parque de las Cruces, pero por fin duermes. Ojal los que te van a examinar conocieran la firmeza con la que, a tus 11 aos, llevas la camiseta rojiblanca los lunes al colegio. Si se ha perdido, con ms razn que si se ha ganado. Aprovechando que ahora no te enteras, pecoso con los ojos cerrados, vamos a contarte el futuro. Que como lo sabemos? La magia existe, Fernando.
Queda mucho para eso, pero un da llegars al sitio que te vas a proponer en cuanto formes parte del club. Que formars, claro, porque, con independencia de lo dems, resulta que eres un futbolista buensimo. De los mejores. De los elegidos. Y ese da te dars cuenta de que todo ha merecido la pena. Llorars, Fernando, llorars. Y todos lloraremos contigo. Te sentirs el tipo ms querido del mundo, Fernando, porque, aunque no todo el mundo te quiera, cada persona que lo haga sentir que no puede quererte ms.
Si te lo jurramos despierto seguiras sin creerlo, pero dentro de un ao el Atltico ganar el Doblete y t sers un hincha ms ah abajo en Neptuno... que ser el sitio en el que llores dentro de 23. Pero entre lo uno y lo otro habr tiempos absolutamente negros, en los que prcticamente nadie querr llevar esa bandera. La llevars t, orgulloso, convertido en jugador del primer equipo. S, Fernando, sers jugador del Atltico. Lo conseguirs. Pero al principio de un Atltico menor, incapaz de volver a situarse en el sitio que le corresponde. Lo fcil entonces ser cargar una historia centenaria sobre los hombros de un Nio.
Llegar un momento en el que, con todo el dolor de tu corazn, pensars que tu marcha es lo mejor... para el club. Jugars en el Liverpool. En el Chelsea. Un poco en el Milan. Y en la seleccin, por supuesto. Marcars el nico gol en la final de una Eurocopa, dando la razn al viejo entrenador que te martirizaba para demostrarte que te quera. Sers Bota de Oro en otra. Te jugars la carrera por recuperarte a tiempo de una lesin para ganar un Mundial. Construirs un palmars monstruoso, con Champions y Europa League... pero sentirs el cosquilleo de la melancola cada vez que recuerdes que no has ganado un ttulo con el Atltico. Con tu Atltico.
Y un da regresars. Y no har falta que lo hayas ganado para que 45.000 personas desafen al fro de una maana de enero para darte la bienvenida en ese Vicente Caldern al que te llevaba el abuelo Eulalio de la mano. Te cuestionars entonces qu has hecho para que te traten as, sin darte cuenta de que t haces la pregunta y t eres la respuesta. Agarraste la bandera, Fernando, la agarraste. El del retorno ya ser otro Atltico. El de Diego Pablo Simeone. Un Atltico para la historia. Y el ftbol ser cruel en una final de Liga de Campeones, nada menos, pero, como slo fracasa el que se rinde, nadie dejar de creer. Dice El Cholo que es cuestin de transformar las dificultades en oportunidades.
Anunciars con tiempo que te marchas definitivamente, para que la despedida no resulte furtiva, pero en lo que llega participars en la ltima batalla. Y s, Fernando, ser la buena. Ganars un ttulo con el Atltico en una inolvidable noche de Lyon, para asumir inmediatamente que, se pongan como se pongan los que todo lo cuantifican, no hay mayor triunfo que el del sentimiento. Subirs a Neptuno por fin, Fernando, y llorars. Pocos das despus, en un partido intrascendente en lo que al resultado respecta, el nuevo estadio del Atltico se convertir en un pauelo gigante para enjugar todas las lgrimas de tu adis.
Porque las tuyas sern las nuestras, como tu sonrisa es la nuestra.
Porque tus colores siempre sern los nuestros.
Ves como la magia existe?
Algn da, en fin, usaremos para ti una frase que t habrs usado para nosotros: gracias por tanto, perdn por tan poco.
Sigue durmiendo, Fernando. Sigue soando, Torres. Maana despertars sin conocer lo que te depara el destino, pero convencido de que nada es imposible. Y si eres atltico, menos.
P. D.: A lo largo de todos esos aos, por cierto, irs recibiendo cartas de un periodista pesado. El tipo es noble, o al menos eso dice l, pero t ni caso, Nio. Ya sabes que el halago debilita. Hasta siempre, Fernando. Querido Fernando...