El polemico Tyson Fury, "espero que alguien me mate, antes de que yo mismo lo haga", podría tener que esperar hasta octubre para intentar ganar otra vez su licencia.
Fury, de 28 años, que lleva sin pelear desde su vitoria frente al ucraniano Vladimir Klitschko, en la que conquistó los títulos de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), de la Organización Internacional de Boxeo (OIB) y de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) en noviembre de 2015, está a la espera de la decisión de la agencia antidopaje británica UKAD por dar positivo en un control por nandrolona ese mismo año.
La investigación se paró la semana pasada por un conflicto de intereses que implican a un miembro de esta institución.
Si se confirma el positivo Fury, que se ha estado entrenando en España y que ya ha rebajado en 10 kilos su sobrepeso en Marbella, podría estar fuera de los cuadriláteros durante un largo periodo.
"Es un descaro. Protestaremos. No es correcto. Este hombre tiene que vivir y eso pasó en 2015. Es una vergüenza. Tienes un caso o no lo tienes", declaró el promotor Frank Warren, que exige la intervención del ministro de deportes británico Tracey Crouch para solucionar la supuesta injusticia: "el Gobierno debe intervenir".
Warren, de 62 años, aseguró si la UKAD acelera el proceso y decide que Fury no tomó ningún esteroide, podrá volver al ring en julio.