• DÍA 10
    • Entrevista a Maravilla Martínez
    Maravilla Martínez

    "Si Mayweather y Pacquiao hubiesen querido, habríamos peleado, pero no les convenía"

    Manuel Malagón
    por Manuel Malagón

    "Preparando los mates y ahora me sumo". Y pocos minutos después, Sergio 'Maravilla' Martínez (Buenos Aires, 48 años), campeón del mundo de boxeo en peso medio y superwelter y dos veces boxeador del año, aparece conectado para atender a MARCA. Lo hace desde Argentina, aunque vive en Madrid la mayor parte del año. Todavía está dolido por no haber podido pelear de nuevo por ser campeón mundial. La edad, le dijeron, era un impedimento, pero las métricas señalan que está mejor que hace 10 años. Un campeonato más o menos no va a cambiar, en cualquier caso, lo que fue: uno de los mejores boxeadores en una época en la que peleaban unos tales Mayweather y Pacquiao. Casi nada.

    "Hasta mis 28 años de vida fui extremadamente pobre, llegar a España fue la salvación"

    PREGUNTA. ¿Qué hace ahora Maravilla Martínez?

    RESPUESTA Pues ahora estoy primero aprovechando para viajar, que es otra de mis pasiones. Aproveché para venir a Argentina y estoy por ahora en Buenos Aires, pero ya pronto comienzo en estos días a viajar por el interior del país. Aquí las distancias son muy grandes, viajar mil y pico kilómetros es al lado. Y aprovecho para dar charlas de las que mal llamadas motivacionales. Yo hablo y la gente se motiva, digamos, pero la idea no es esa, la idea es otra. Estoy dando charlas para empresas, me contratan de ayuntamientos, a deportistas, a equipos deportivos. Bueno, estoy aprovechando eso. Hago show de monólogos también de humor. Este fin de semana hice un show de humor, al otro día di una masterclass de boxeo y después di una charla. Estoy con eso y estoy con lo de las redes, aprovechando para subir el canal. Acabamos de llegar a 100.000 suscriptores en el canal de YouTube. En poquitos días ya retomo lo del programa de Twitch, estamos haciendo casi todos los días, mejor dicho, casi todas las noches, para que pueda dar el horario de la tarde Argentina. O sea, estoy muy activo.

    Pasé de no tener nada a empezar a ganar todo el dinero que puedas imaginar

    P. ¿Y el boxeo? ¿Sigue en activo?

    R. En estos momentos llevo tres meses sin entrenar, de los últimos tres meses entrené tres días. Es decir, no entrené. Pero probablemente sí, probablemente siga... Quiero darle un lindo cierre a mi carrera. Más que a mí, más que a mi persona, lo que mi carrera merece es darle un cierre, hacer un... no sé si llamarle despedida. Las despedidas no me gustan, pero sí darle un cierre como final de ciclo que creo que mi carrera lo merece. Tengo unos números que son buenos, un récord que está bueno, una historia que está buena y creo que lo merece.

    P. Hasta hace poco tenía el sueño de volver a ser campeón del mundo. ¿Ese sueño ya se acabó?

    R. Sí, sí, eso sí. Creo que en algún vídeo por ahí, no es que estaba enojado ni nada, dije lo que pasó y uf, recordar eso es como desagradable. Pero bueno, asumo también que es mi responsabilidad cuando las cosas suceden o dejan de suceder. Tengo también parte en eso. También entiendo que no solo depende de mí y de mis decisiones, es un trabajo en conjunto. Cuando el conjunto no se pone de acuerdo, las cosas no suelen salir del todo bien.

    P. Su edad ha sido el impedimento para pelear por ese campeonato del mundo

    R. Sí, sí, seguro, seguro. Sí, sí, es lógico. Está muy bien también que alguien diga 'mirá, no creo que le convenga combatir a Martínez porque tiene una edad que si le pasa algo ¿qué hacemos?' Claro, que mi rendimiento es otro, los estudios, los resultados médicos dicen que estoy mucho mejor que cualquier persona que tiene 25 ó 30 años. No solo rendimiento físico, sino también el mental. Pero hay cosas que no te puedo explicar, hay leyes que están desde el siglo pasado, desde los años 30, 40, 50, que no cambiaron o que apenas se modificaron, y antes una persona de 35 años ya era un anciano para el deporte, no solo para el boxeo, para el deporte en general y casi te diría que para la vida era una persona mayor, adulta. Hoy en día, con la edad que tengo yo y los medios que uno puede conseguir, más los cuidados lógicos que siempre tuve en mi vida, el rendimiento mío está mucho mejor ahora que cuando yo mismo era campeón del mundo. Mucho mejor. Pero bueno, habrá que esperar... la ciencia avanzó o avanza a pasos agigantados. Falta que avance también lo demás. Falta que avancen las leyes, falta que avancen los conocimientos externos por fuera de la medicina, por fuera de la ciencia. Hoy en día no es lo mismo una preparación que hace ni siquiera diez años atrás. Ya no hablo de 30 ó 50 años atrás, hablo de diez años atrás. Lo mismo con la alimentación o con la suplementación. Pero claro, tenemos las mismas leyes de hace 40 ó 50 años y hace 40 ó 50 años una persona de mi edad era abuelo y ya estaba tirándole migas a las palomas.

    P. ¿Se puede decir que le han prohibido pelear por el campeonato del mundo?

    R. No sé si prohibido, pero por lo menos dijeron 'mirá, sugerimos que no'. El sugerimos quiere decir no. No es una sugerencia, es una orden. Pero también yo entiendo las velocidades de las cosas y entiendo que desde fuera hay cosas que no se ven. Desde lejos no suele verse bien. Es lo que pasa cuando ves a alguien que está haciendo cosas tremendas y dices 'pero cómo, esto no me cuadra'. Yo con la edad que tengo estaba teniendo unos rendimientos, hasta hace tres meses, realmente brutales. Pero claro, el que está lejos, fuera del equipo y no ve lo que estoy haciendo y no ve los resultados, ha escrito lo que no ve. No ve un papel que sale de una máquina, que te dice que el corazón está funcionando como una locomotora, la sangre está de una manera que más pura y más limpia no puede estar. Cuando no se ve eso, se suelen tomar decisiones que ya están preestablecidas.

    P. Empezó a boxear con 20 años. ¿No es una edad un poco tardía?

    R. A lo que habitualmente se estila, sí. Mayweather a los seis años ya era campeón juvenil, campeón infantil, campeón colegial, no me acuerdo ya qué era. Oscar de la Hoya a los ocho años también. Fernando Vargas, te estoy hablando de leyendas, también a los 6 ó 8 años. Yo comencé a los 20. Pero claro, esto también te habla del por qué estoy así ahora. Hay una edad deportiva que quieras o no, dependiendo de los golpes que recibas, se puede alargar o se puede acortar. Y claro, yo dentro de todo tengo pocos golpes recibidos a pesar de tener un montón de combates y de haber hecho unos cuantos mundiales. Tengo relativamente pocos golpes recibidos. Eso hace que el rendimiento mejore y que se estire la carrera. Yo si hubiese comenzado a los diez años, pues probablemente no hubiese llegado a esta edad ni de casualidad. Ni de casualidad hubiese llegado ahora a combatir, a seguir combatiendo a esta altura de la vida.

    "Los estudios dicen que estoy mejor que cualquier persona de 25 años, pero hay leyes del siglo pasado que no se han modificado"

    P. No tuvo un camino sencillo

    R. No sé la vida de todos los boxeadores, pero te podría decir que la gran mayoría tiene una vida que ha sido complicada y ha sido compleja, porque el boxeador en sí y me incluyo, te diría la gran mayoría, venimos de estratos socioculturales muy bajos, muy cerca de la marginalidad. Entonces uno crece con carencias. La comida probablemente es de las primeras cosas que faltan y cuando empecé a crecer, cuando me fui a España y hasta mis primeros 28 años de vida fui extremadamente pobre, con una búsqueda incesante de trabajo, de comida, de techo. Tuve la fortuna de haber llegado a España. Llegué a Madrid, pero me fui a vivir a Guadalajara. Para mí fue la salvación, a pesar de tener cuatro o cinco trabajos en simultáneo. Yo no tenía papeles, no tenía DNI, era indocumentado y eso impedía la posibilidad de poder conseguir un trabajo llamémosle normal, de ocho horas en una empresa. Como no tenía papeles no podía, no tenía contrato. Entonces tenía que buscarme trabajo chiquititos: lavando copas en un bar, siendo portero en otro, bailando en otro, dando clases de boxeo a una familia en una casa, dando clases de boxeo una hora en un gimnasio o una hora dos días por semana. Después en otro gimnasio una hora cada tres días. Iba y venía, mi vida era un ir y venir constante para no quedarme quieto, para que el hambre no me aceche. Y bueno, pues de esas a veces las cosas se complican, perdía un trabajo o dos y tenía que ir a descubrir Cáritas y descubrir la salvación de una bolsa de comida por semana. Me alimentó Cáritas de una manera que lo necesitaba. Y justo fue previo a mi primer Mundial. Sí que las pasé... pero estuvo bueno, fue una aventura, estuvo bueno.

    P. ¿Unos días antes de pelear por su primer Mundial se alimentaba de lo que le daba Cáritas?

    R. Claro, claro. Me habían dado una bolsa con pasta, con arroz, con algo de atún, sí, sí. Una lata de tomate, que hacía tiempo que no comía eso porque mi economía estaba como en caída. Y perdí un trabajo, en otro trabajo me decían 'mirá, no podemos arriesgarnos a seguir teniéndote sin papeles porque nos puede caer una multa'. Y era comprensible, yo entendía eso. Yo aguantaba todo lo que podía. La gente fue muy buena en España. De lo mejor de mi vida a nivel calidad personal lo encontré en España. Me salvó a mí eso.

    P. Años después, el extremo contrario. Ha ganado mucho dinero y ha podido tener una vida de lujo.

    R. La tengo, la tengo. Después tuve la posibilidad de empezar facturar a punta pala como boxeador y después también como imagen, como modelo. Empezó a llover... Es que cuando viene una buena parece que vienen todas juntas. Y claro, venían los combates espectaculares. Tuve la fortuna de poder controlar y cuidar ese dinero también. Cuidar las empresas, seguir creciendo. Tengo la... no es suerte, se puede decir que es habilidad para encontrar a la persona adecuada para que me acompañe y puede ayudarme a cuidar mi dinero, porque yo puedo ganar dinero, pero no sé cuidarlo. Cuidarlo es distinto, es otro trabajo. Encontrar la persona correcta, adecuada, también fue todo un trabajo para mí dificilísimo, porque buitres hay en todos lados. Pero quiérase o no, también tenía 30 y pico años, casi 40, cuando empecé a facturar y a facturar mucho dinero. De repente vas, peleas y hay no sé cuántos millones de dólares... Hostias macho, no lo puedo entender, no lo puedo creer, pero vamos, no puedo frenar ahora, no puedo parar. Es ganar el máximo posible hasta el día que me retire y. Y claro, uno pasa de un extremo al otro. El boxeo te da esa posibilidad, de no tener nada a empezar a ganar absolutamente todo el dinero que te puedas imaginar.

    P. Dijo en una entrevista que vivió una época de lujo en Beverly Hills y que no se sentía del todo cómodo con esa vida.

    R. No, no, no, por eso me fui. Si no, podría estar ahí viviendo tranquilamente, pero no, no me gusta para nada. Me gusta estar activo, me gusta más cercanía también. Tengo muchos seguidores. Hay mucha gente que me quiere, no sólo en Argentina, sino también en el mundo, y no me gusta marcar esa distancia, nunca me gustó, ni siquiera cuando era campeón. Tenía mi grupo de seguridad y los escoltas y eso y era horrible para mí. Tenía que tenerlos en una época porque era imposible vivir si no, o sea, era imposible salir, subirme a un coche para irme por ahí porque había 500 personas fuera esperándome en el hotel o en el canal de televisión o la radio a la que yo fuese a hacer una entrevista. Entonces eso tenía que estar en una época, pero yo cuanto antes pude quitarme todo eso, mejor. Esos lujos están divertidos, está bueno vivirlo un tiempito solo, un chiquito. Sí, sí, para por lo menos tener algo que contar a tus amigos y eso.

    P. ¿Por qué no se dio una pelea contra Mayweather o contra Pacquiao?

    R. Había una diferencia de categoría. Welter ellos dos. Lo más cerca que estuvimos eran ellos dos welter, 66 kilos y 700 gramos, y yo peso medio. Si hubiésemos querido... o sea, si hubiesen querido, habríamos podido, porque yo bajaba a súper welter, ellos subían a súper welter, yo bajaba una categoría, me debilitaba, ellos podían haber subido unos kilos... pero yo estaba muy bien en esa época, venía bien. Entiendo también que era la época de mi Prime y podía perjudicarlos a ellos. No les convenía, es lógico. Además del deporte está el negocio y cada uno quiere cuidar su quintita. Yo, como tenía mucho menos que perder que ellos, desafiaba a todo el mundo. Pero bueno, no se dio, no se dio.

    P. O sea, que a usted le habría gustado pelear contra ellos.

    R. Estoy peleando con leyendas. Para mí estar arriba del ring con una leyenda... dentro de 100 años van a ser recordados esos tipos, Pacquiao y Mayweather van a ser recordados no sé por cuántas décadas. El haberme cruzado un combate con ellos para mí habría sido fantástico.

    P. Honestamente, ¿qué opciones cree que habría tenido?

    R. Con Pacquiao veía un combate más equilibrado, siendo que podía noquearme tranquilamente, por supuesto, porque era una máquina. Y con Mayweather es un combate mucho más difícil. Mayweather nació siendo mejor que yo. Pero ojo, yo tenía una izquierda que cuando pegaba hacía daño, entonces es lo que tiene el boxeo, que no es como el fútbol. En el fútbol pierdes 3 a 0, faltan dos minutos y ya se sabe lo que va a pasar. En el boxeo, no. Entonces digo ojo, hasta el último suspiro yo estoy con vida y las intenciones por lo menos de ganar estaban. Creo que Mayweather me podía ganar por puntos porque era más inteligente y mejor boxeador, y Pacquiao al ser un poco más arriesgado me daba más chances a mí. También podía noquearme, por supuesto, pero también me daba chances a mí de noquearlo a él.

    P. ¿Siente miedo o respeto antes de un combate?

    R. Se siente algo, algo. Como cuando se enamora uno dice que siente mariposas, cuando uno va a boxear yo digo que se siente murciélagos. Entonces probablemente sea algo de eso. Sí, algo hay. Uno no va a comprar el pan al mercado, va a boxear. Entonces yo, por más frío que sea, mis pulsaciones antes del combate las tengo en 52-55, estoy casi muerto antes de subir a un ring, pero algo hay. ¿Por qué? Porque está el no querer fracasar... No fracasar, el no querer hacer el ridículo. Más que que te peguen, a los boxeadores no nos duele que nos peguen, nos duele hacer el ridículo, quedar en evidencia, quedar expuesto y eso sí que te da algo acá adentro. Es como algo que pica, que molesta, que hace cosquillas.

    P. ¿Hay algún rival contra el que pensó que nunca más querría boxear, aunque le ganara?

    R. Con el que dije 'mama mía, de la que zafé', porque menos mal que sólo me dio un golpe bien puesto, fue Kelly Pavlik. Increíble, cuando terminó el combate dije: 'Madre mia, de la que zafé'. Porque si me entraba una mano, digo 'este me manda al hospital'. Era tremendo. Sí, ahí sí que no... Menos mal que gané bien, gané bien. Fue de los mejores triunfos de mi carrera y todo perfecto, todo genial. Me llevé cuatro cinturones, un montón de pasta, todo lo que quieras, sí. Pero las balas me pasaron rozando, me sacaban brillo. Mucho peligro, sí.

    Con Kelly Pavlik pensé 'mama mía, de la que zafé'; las balas me pasaron rozando

    P. ¿Se siente reconocido en su país?

    R. Sí, sí, aquí sí. La verdad que el cariño, el reconocimiento y el respeto que hay para mí es desmedido. Yo no hice tanto, solo fui boxeador. Hay gente que se cruza conmigo y se pone a llorar simplemente con verme, se pone a llorar y uno que viene y se pone de rodillas y me abraza, me da la mano para darle la mano y se arrodillan y algunos me dicen unas palabras increíbles. ¡Madre mía! Y eso es algo para lo cual yo no estaba preparado. Uno no se entrena para eso.

    P. A Messi le costó ese reconocimiento.

    R. Sí, sí. Al pobre Messi le costó mucho más de lo que merecía, muchísimo más. A mí me costó llegar aquí también, me costó muchísimo. Yo fui conocido recién, en el año 2012. Ya era campeón mundial desde hacía tiempo, estaba combatiendo en Europa, estaba muy bien. Combatiendo en Estados Unidos, tenía títulos mundiales en diferentes categorías. Era en Estados Unidos uno de los mejores no solo boxeadores, sino deportistas extranjeros. Y acá en Argentina me conocía mi vieja y cuatro más. Entonces entiendo también lo que es por lo que pasó Messi, no lo merecía para nada. No lo merecía. Pero la verdad que es el reconocimiento... Está bueno el reconocimiento al trabajo. A mí no me gusta ser famoso, me gusta que reconozcan mi trabajo, eso sí me gusta.

    P. Se va a cumplir un año del Mundial de Qatar. ¿Qué significó para el país?

    R. Creo que fue de las locuras más bonitas que vivió la Argentina en su historia, porque acá el fútbol es extremadamente importante, porque el fútbol de la selección argentina es de las pocas cosas que unen al país. El país está muy dividido. Hay una famosa grieta política de la que se habla, pero el fútbol logró unir a todos y el haber logrado el Mundial hizo que pudiese abrazarse gente que en otras condiciones y en otra situación no lo hubiesen hecho jamás. Se abrazaron, lloraron juntos... Cuando vino la selección llevó a la calle a 5 millones de personas. Una locura en la 9 de julio, una salvajada. Eso te habla de la importancia del fútbol y habla de las carencias de otras cosas. Cuando uno apuesta mucho por un deporte es porque necesita un cable a tierra, una descarga. Necesita un cariño. La gente necesita algo y como no lo reciben por otro lado, no lo reciben por parte de los políticos, lo buscan por el lado de los deportistas. Por eso a veces los deportistas... Messi estuvo tan en boca de todos, tan en algunos momentos cuestionado, en algunos momentos idolatrado, vuelto a cuestionar... Cuando se le da mucha importancia así como se le dio al fútbol casi por historia, habla de las carencias en otros sentidos, socioculturales. Habla de un problemita bastante profundo, cosa que nadie lo ve, nadie ve ese problema.

    P. Ha hablado de las grietas políticas que hay en Argentina. ¿Cómo ve la llegada de Milei?

    R. Con esperanza, con esperanza. Ojalá haga algo de lo que venía hablando. Ojalá por el bien del país. El país está muy, muy, extremadamente muy lastimado a nivel financiero, sumergido 800 kilómetros bajo tierra. Y lo peor es que hasta anímicamente la gente está golpeada, lastimada, está en la lona y a veces parece como que no... Lo que hay es resignación, da igual, es como que da igual lo que haga Milei, da igual. Lo votamos porque lo votamos, pero da igual. Eso duele, ver gente desahuciada, ver gente perdiendo lo más importante, la esperanza.

    P. ¿Es usted mejor boxeador o actor?

    R. Ojalá sea mejor actor. Ojalá, ojalá. No sabría decir. Creo que por los años de trayectoria que tengo, por ahora boxeador.

    P. ¿Qué significa España para usted?

    R. Uh, mi casa, mi casa. De España ya no me voy, me tienen por siempre, no me voy más de Madrid. Ahora estoy viviendo en la avenida Fuencarral. Mejor ubicado, imposible. Vivo con mi chica, con mi novia. Estamos los dos enamorados ahí, entre la glorieta de Bilbao y Quevedo. Ahí vivo una zona maravillosa, hermosísima. El fin de semana tenemos la calle peatonal, un paraíso, por más que haga frío, lluvia, nieve, da igual. Es hermosísima zona y toda España es mi casa. La calidez que necesitaba para mi vida la encontré en el pueblo español. Ya muy pronto tendré mi nacionalidad española también, así que seré Martínez Paniagua. Los dos apellidos son Martínez Paniagua.

    Redacción:
    Manuel Malagón
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