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En 2013 todo le sonreía. Estaba demostrando en el equipo de casa, el Euskaltel-Euskadi, que podría convertirse en el rey de la velocidad. Tras un rápido paso por Orbea, Jon Aberasturi consiguió un puesto en un equipo puntero. "Fue bastante fácil, dentro de lo que cabe, ese inicio. Después, el equipo desapareció antes de lo previsto y todo se fue al traste", recordaba a MARCA desde Calpe, donde ha estado preparando en diciembre junto al equipo Trek el nuevo curso.
Lo hace un año después de llegar a un equipo que le ha dado la seguridad y las facilidades que le han faltado en los últimos años: "Lo de Euskaltel fue duro de asimilar. Tuve que dar escalones hacia abajo. Y tener sangre fía para pensar si me veía capaz las piernas para disputar a los grandes ciclistas. Fue una lucha conmigo mismo para creérmelo e ir subiendo escalones de nuevo hasta que me surgió la oportunidad con Trek, aunque fue bastante tarde. Lo mío no fue nada normal".
Pasó ocho años picando piedra y consiguiendo triunfos en los lugares más exóticos hasta que un primera clase volvió a fijarse en él. "Estuve meses parado, me fui a Japón... e incluso estuve en México antes de volver a España con Caja Rural-Seguros RGA", rememora el vasco quien ahora, rodeado de todo tipo de lujos en uno de los mejores equipos del mundo, recuerda con cariño los esfuerzos que tuvo que hacer para llegar hasta aquí.
"Cuando me fui a México me fui prácticamente sin nada. Sin cobrar. Sólo quería conseguir resultados que me dieran una oportunidad mejor para otro equipo en el futuro. El director del plantel me alojó en su casa. Me dejaba el coche para poder desplazarme. Me acogió la familia para que pudiera correr en una estructura amateur y competir en carreras modestas. Gané una etapa en Oxaca. Ahora ves aquí en Trek que hay salas llenas de mesas, somos como 100 personas. Hay un contraste brutal, el más grande que he vivido durante mi carrera. Fui casi sin cobrar, Bora me regaló unas ruedas en una tienda. Pero conseguí algunos buenos puestos. Miras atrás y no me arrepiento para nada, de hecho gracias a eso ahora estoy aquí. Y fui muy feliz. A veces piensas en otras épocas donde he ganado más, tanto dinero como etapas, pero fui menos feliz. Todo tiene su proceso", expone orgulloso un hombre quien, reconoce, le ha costado confiar en sus compañeros de 'treno' durante su carrera.
"Quizá es me ha perjudicado, el hecho de no haber depositado más en ellos la confianza en los momentos decisivos. No sabía si podían ayudarme. No he tenido nunca alguien que me dé esa confianza. En ese sentido me he tenido que buscar la vida, el de sprintar teniendo en cuenta la buena o la mala suerte. Las oportunidades con grupos selectivos resultaban mejores para mí para buscar la colocación porque en otras con mucha gente resulta más complicado", confirma un Aberasturi que secunda las recientes palabras de Pello Bilbao, quien considera que en el ciclismo se están abriendo cada vez más las distancias.
"Es lo que decíamos antes. Este deporte cada vez se va pareciendo más a la Fórmula 1. Los presupuestos y los equipos crecen muchísimo, pero no todos al mismo ritmo. Y eso se nota. Los que tienen recursos apuestan por la tecnología, los medios, los materiales y componentes, por ir un paso más en temas de nutrición... y eso se nota. Los equipos continentales o procontis tienen medios, pero es otro nivel. Y eso marca la diferencia", añadía desde el Hotel AR Diamante Beach de Calpe.
Mirando al futuro
El dinero, y los medios que trae, hace que en el ciclismo cada año se vaya más rápido. "Parece que el cuerpo humano no tiene límites. Hay muchas mejoras. Físicamente se mejora un porcentaje mínimo, pero si le sumas el material, la alimentación y más cosas.. el cómputo general te da un 1% que realmente es una barbaridad", añade un Aberasturi que arrancará en Argentina y Algarve antes de regresar a España. "Este año me costó, luego cogí el ritmo y rocé el éxito. Ojalá gane porque irte de vacío como en 2022 duele". El obrero del pelotón quiere completar su mejor obra.
Impresionado con Pedersen: "Es como Van Aert"
"Le conocí cuando fue campeón del mundo en Harrogate. A partir de ahí comenzó a ganar más carreras, a disputar clásicas... pero este año se ha salido del mapa. Es como un Van Aert. Gana en todos los terrenos, salvo la alta montaña, casi como quiere. Lo hace todo bien", asegura el vasco sobre su compañero en el Trek.