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Tour de Francia 2023

Nadie gana el Tour solo con las piernas: qué decide la batalla mental

No hay Messi sin Cristiano, ni Federer sin Nadal. Y a Vingegaard le pasa exactamente lo mismo con Pogacar, y viceversa.

Nadie gana el Tour solo con las piernas: qué decide la batalla mental
Vingegaard y Pogacar se saludan antes de una etapaLAPRESSE
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Cuántas veces he escuchado (quizá, incluso, yo misma lo haya dicho alguna vez) aquello de: "menudas piernas debe tener fulanito -o menganito-". Pocas veces, sin embargo, he oído decir: "qué cabeza debe tener para no dejarse vencer por la presión de ser líder y llevar el maillot amarillo". Cabeza para mantener a raya la presión de quien, por sorpresa o no, se está jugando el puesto en la lucha por conseguir su victoria más preciada.

No creo que la fuerza física de Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar difiera en exceso. Cada uno, sin embargo, posee una personalidad distinta y, en consecuencia, brilla por unas habilidades -o talentos- u otras lo que, para el espectador, es una gran suerte. El ciclismo no es una excepción. No hay Messi sin Cristiano, ni Federer sin Nadal. Y a Vingegaard le pasa exactamente lo mismo con Pogacar, y viceversa.

Cuando surge un rival capaz de desequilibrarte solo puedes estar seguro de una cosa: si sabes gestionar la presión que supone tenerlo al lado (o detrás, o delante), te hará mejor deportista. Cuando eso pasa, cuando surge un rival capaz de ponerte las cosas muy difíciles, se disputará una batalla que no entiende de rapidez, de resistencia, de fuerza. O de piernas. Es la batalla mental.

La batalla mental

El Tour de Francia no se mide en etapas, puertos, kilómetros o escapadas. Se mide en presión. En concreto, la que libran Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar y que este fin de semana les acerca, por fin, hasta los Alpes. Lo ocurrido hasta la fecha es solo la constatación de que es más fácil llegar que mantenerse y aguantar el tirón de un rival que aprende de ti lo mismo que tú de él.

Ha pasado solo un año y Pogacar ha aprendido la lección>. A poner el foco, a centrar el objetivo, a controlar la explosión para conducir toda la potencia en una dirección, y no en todas. En el volcán Puy-de-Dôme vimos una épica batalla entre un esloveno que parece ir a más y un danés que no da muestras de querer abandonar el maillot amarillo.

Esa rivalidad es una suerte para ambos (y, como decíamos, para nosotros). El resorte que no les deja acomodarse en exceso y les mantiene siempre despiertos y sedientos por crecer como deportistas. Un punto de estrés necesario para rendir al máximo, algo que aplica a cualquier esfera, sea trabajo, deporte o vida personal.

La buena presión

Lo que quizá muchos no sepan es que ese estrés que nos activa y saca lo mejor de nosotros, el estrés 'positivo' tiene un nombre, y se llama "eustrés", ese empuje adecuado que nos ayuda a resolver una situación complicada o lograr un objetivo. En el extremo contrario, o negativo, encontramos el "distrés", que provoca desequilibrio. Una excesiva activación mental y fisiológica que puede llevarnos al bloqueo o la inacción.

Cuando un deportista de elite debe lidiar con la presión de un rival a la altura, debe ser capaz de abrazar el estrés y transformarlo en una fuerza en positivo. Si el estrés es "bueno", podrá movilizar la cantidad adecuada de cortisol y adrenalina -las hormonas del estrés- para hacer el trabajo con efectividad.

Sin embargo, si la presión y la ansiedad son excesivas los niveles de estas hormonas se disparan y, lejos de ayudarnos, dificultan nuestro rendimiento. La batalla mental de la presión no se gana con las piernas, sino con una mente en calma, pero activa y, sobre todo, concentrada. Esto es: enfocada en aquello que depende del deportista (y no en todo lo demás, que no es poco).

Qué hacer para ganar la batalla mental

Para ganar la batalla mental es importantísimo gestionar el proceso. Todos los deportistas quieren ganar, pero no todos entienden que una de las fuentes que origina mayor estrés es el excesivo foco en el resultado: ganar o perder. Por último, no hay que olvidar que, como cualquier otro músculo, hay que entrenar la mente para que trabaje concentrada. ¿Cómo? Marcando objetivos, poniendo el foco en el proceso y la mejora (no exclusivamente en la victoria), identificando puntos de tensión, anticipando imprevistos, aprendiendo de los errores, etc.

Solo una mente concentrada capta aquellos aspectos que son necesarios para llevar a cabo la tarea y se olvida o se libera de todo lo demás. Esa que no se distrae con otros pensamientos o hechos externos, sino que está absorta en lo que importa aquí y ahora, en el momento presente, es la que finalmente, ganará la batalla mental.

Mónica Pascual es Mental Performance Coach Moto GP, CEO Fundadora Making Talent Happen y creadora del Podcast IMPARABLES

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