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Es muy extraño que una casa de subastas tan prestigiosa como Silverstone Classic subaste un coche popular como el Ford Escort, aunque en este caso estemos hablando de la 'vitaminada' versión RS Turbo. Pero su incorporación al lote de lujosísimos y potentes clásicos que va a vender a golpe de martillo este 28 de agosto está bien justificada porque se trata del coche personal de la Princesa Lady Di.
La salida a subasta de este coche ha generado un revuelo 'real'. Y no nos referimos con ello a que la reina de Inglaterra se haya pronunciado a favor o en contra (no lo ha hecho, como tampoco los de su familia), sino a que ha generado un auténtico revuelo entre los coleccionistas y las pujas prometen ser muy cuantiosas.
No fue su primer Ford Escort
El coche en sí demuestra el carácter que tenía la que fue apodada como 'Princesa del Pueblo'. De hecho, Lady Di había tenido antes que este otros dos Ford Escort: una unidad discreta de cinco puertas en color gris y un Ford Escort 1.6i Cabrio de color rojo. Pero cuando entró en la familia real tuvo que ceder ante las exigencias del personal de protección de la Casa Real británica, que se quejó de que aquel coche descapotable ni ofrecía privacidad (se entiende que con el techo abierto) ni facilitaba la protección que la futura reina merecía. Porque, no lo olvidemos, el coche que llevara tenía que estar preparado para recibir como pasajero a un guardaespaldas.
Diana podía haber aceptado lo que seguramente le ofrecieron en su lugar: tal vez un Jaguar, o un Rolls-Royce, o un Bentley, o un Range Rover... Cedió en que no fuera descapotable, pero en lugar de aceptar algunas de estas marcas prefirió otro Ford Escort, quien sabe si como acto de rebeldía o como consecuencia de su carácter llano y próximo al pueblo.
El único en negro
Eso sí, en esta ocasión optó por el RS Turbo de 1985, un modelo equipado con un motor 1.6 turbo que entregaba 132 CV con los que superaba por muy poco los 200 km/h y pasaba de 0 a 100 en 8,3 segundos. A sugerencia de la propia Ford el coche se le entregó en color negro con el fin de que la princesa pasara más inadvertida, que era lo que al parecer deseaba. Y esto hace más especial al coche porque se trata del primer y único Escort RS Turbo Serie I acabado en ese tono para la carrocería.
Respecto al coche en sí, no tenía ningún elemento de blindaje o de protección adicional, aunque tenía dos pequeñísimas diferencias con respecto a los modelos de serie: por un lado incorporaba un segundo y diminuto espejo retrovisor en el lado izquierdo (el coche tiene volante a la derecha) para ser utilizado por un eventual guardaespaldas. Y por otro, equipaba un sistema de comunicación que ya no está en el coche, pero del que todavía se conserva el cable como recuerdo.
Su coche de diario
Dicen que el coche se convirtió en un elemento habitual en su vida, con el que lo mismo iba a recoger a sus niños del cole como se adentraba por las calles de Londres para ir a almorzar con sus amigas. Hay infinidad de fotos en las que se ve el coche junto a tiendas de Chelsea o restaurantes de Kensington a los que acudía la princesa. E incluso existe una foto en la que se la ve llevando en el asiento trasero a su hijo William, que podría ser el próximo rey de Inglaterra.
Visto el cariño que todavía genera el recuerdo de Lady Di (que, recordemos, falleció en accidente de tráfico en 1997 a bordo de un Mercedes Clase S, mucho más lujoso y seguro que el Ford Escort), no nos extraña que la salida a subasta de este Escort RS Turbo haya generado un auténtico revuelo. Y seguro que para los pujadores el hecho de que el coche tenga solo 40.000 km y esté en un estado de conservación excepcional es lo menos importante.