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Hoy día un Fórmula 1 mide un máximo de 2 metros de ancho, según el reglamento de la FIA. Pero hubo una época en la que este organismo no existía y los escasos constructores que se lanzaban al mundo de la competición tenían una enorme libertad para desarrollar sus coches.
Pese a todo, hace un siglo ya se sabía que la aerodinámica era un factor determinante para ganar prestaciones, aunque solo los modelos de carreras se ciñeran a ella. El mejor ejemplo de ello lo encontramos en un Aston Martin histórico que seguro que le sorprendería conocer al propio Fernando Alonso. Se trata del Razor Blade, desarrollado en 1923 para lograr el récord de la hora.
Solo 47 cm de ancho
Para 'taladrar' mejor el viento a altas velocidades su diseño se encargó a una empresa aeronáutica, la Havilland Aircraft Company, que diseñó un 'fuselaje' de solo 47 cm en su punto más ancho. De hecho se considera al Razor Blade como el coche de carreras más estrecho del mundo. Estaba montado sobre un chasis (con número 1915) también estrechísimo, y su sección trasera era todavía más estrecha, casi como la popa de una canoa.
En cuanto a su motor, el que lleva en la actualidad es uno que se había desarrollado para el Gran Premio de Francia de 1922, que también era muy estrecho. De hecho, se trataba de un propulsor de cuatro cilindros procedente de la mitad de un 8 cilindros, y gracias a su doble árbol de levas en cabeza y a su culata de 16 válvulas entregaba 55 CV.
No logró su objetivo
El Razor Blade se creó para batir el récord de velocidad de una hora y llegó al circuito británico de Brooklands para romper la entonces vigente marca, que estaba en poder de AC Cars. Pero a la hora de la verdad los neumáticos delanteros comenzaron a dar problemas por encima de 160 km/h y el coche acababa desllantando, así que tuvieron que abandonar la idea.
Eso sí, ese mismo año de 1923 el coche sí logró establecer un nuevo récord de la milla y del kilómetro con salida parada. Y participó en infinidad de carreras incluso hasta la década de los 50 del siglo pasado, cuando ya estaba claramente desfasado y lo adquirió el Harrah Motor Museum, de Estados Unidos.
Conservado en un museo británico
Después este peculiar Aston Martin, el cuarto más antiguo de cuantos se conservan, fue adquirido por un propietario particular británico que lo guardaba en el Museo de Brooklands para que todo el mundo lo pudiera ver mientras él no lo empleaba.
Pero ya no se va a exponer más porque su dueño lo ha puesto en venta a través de Autostorico. Pide por él 750.000 libras(902.332 euros), lo que no parece disparatado viendo los precios que están alcanzando algunos coches históricos de competición.
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