- Motor. El día en el que el Chevrolet Corvette estuvo a punto de no fabricarse jamás
- Motor. Zora Arkus-Duntov, el 'padre' del Corvette y su sueño del motor central
La historia del automovilismo norteamericano está escrita con 'letras de oro' en multitud de carreras, pero hay que reconocer que los deportivos europeos fueron para ellos un enemigo muy difícil de batir en numerosas ocasiones. En contra de los coches del otro lado del Atlántico pesaron varias circunstancias, pero podríamos señalar dos como fundamentales: por un lado, el bajo precio del combustible hizo que no les importara tanto el consumo y por ello se desarrollaran allí modelos V8 de muy alta cilindrada y coches en general pesados, lo que suponía un problema contra los más ligeros modelos europeos. Por otro lado, a mediados del siglo pasado una ley americana prohibió a las marcas nacionales desarrollar equipos oficiales, lo que significó que siempre estuvieron en manos de equipos privados que poco podían hacer en ocasiones contra los poderosos coches europeos de fábrica.
Uno de los hombres que más se empeñó en sobreponerse a estas circunstancias fue Lucky Casner, propietario de un equipo que en realidad se llamaba Casner Motor Racing División, pero que todo el mundo conocía como Camoradi U.S.A.
Coches y pilotos norteamericanos
Casner se había empeñado en participar en las carreras más importantes, pero siempre con un coche americano y pilotos de su mismo país. Por suerte había pilotos sobrados de talento a los que contratar, como Carrol Shelby, Dan Gurney, Jim Jeffords, Bob Wallace y Jack McAfee. De lo que no tenía tanta oferta era de coches. Sin embargo, Casner conocía a Ed Cole, uno de los 'mandamás' de General Motors, y a Zora Arkus-Duntov, un belga de padres rusos que fue el auténtico padre del Chevrolet Corvette, y consiguió convencerles para que fabricaran dos unidades con un motor de inyección de 290 CV, suspensiones mejoradas, frenos más poderosos y un enorme depósito de 140 litros (140 litros). Uno de aquellos coches recibió el número de chasis 102272 y es el que ves en estas imágenes.
El equipo estrenó sus Corvette en el Gran Premio Libertad de La Habana de 1960, donde Jeffords se impuso con nuestro coche protagonista. Tras ello el coche fue enviado hasta Francia para participar en las 24 Horas de Le Mans. Fue su gran cita y este Corvette cruzó la línea de meta en el segundo puesto de su clase y en la décima posición general. Más tarde, pero también aquel año, obtendría un segundo puesto en las 12 Horas de Sebring dentro de la categoría GT 5.0.
Accidente y abandono
Pero allí terminarían sus éxitos porque en su siguiente cita, en el Gran Premio de Suecia celebrado en Karslkoga, el coche no alcanzó un puesto meritorio y después de la carrera sufrió un accidente y volcó en las carreteras nórdicas. Por suerte Bob Wallace, su piloto, salió indemne. Pero al Corvette se le dañó por completo la carrocería de fibra de vidrio y fue abandonado en el mismo lugar en el que se estrelló... A partir de ahí, el olvido.
Nuestra historia da un salto en el tiempo hasta 1991. En Estados Unidos los amantes de los automóviles no han olvidado el chasis 102272 y, con el espíritu de Indiana Jones, encargan a un aficionado sueco de los Corvette llamado Loren Lundberg que rastree la zona en la que el coche fue abandonado y pregunte a quien sea, por si el coche no fue desguazado y aún permanece con 'vida'.
Una búsqueda difícil
Y Lundberg logra encontrarlo cuatro años más tarde, en 1995, a cubierto en una propiedad privada y olvidado. La carrocería está deshecha y al abrir el capó se encuentra con la desagradable sorpresa de que el motor ha desaparecido. ¿Se encuentra por allí cerca? La capacidad de investigación de Lundberg es tan alta que con el tiempo logra saber qué ha sucedido con el V8 original: fue empleado para animar a un Maserati 250F al que se le había malogrado su mecánica italiana, y años más tarde se envió a Tasmania, cerca de Nueva Zelanda, para propulsar una lancha motora. La pena es que esta lancha se hundió en un punto del que ya no sería posible rescatarla.
Para cuando el sueco supo de la desaparición definitiva del motor el Corvette ya se encontraba en Glendale, Arizona. No sometido a ninguna restauración, pero en 2021 lo compró un coleccionista y lo llevó a JTM Motorsports para que le pusieran un motor similar al original y lo restauraran dejándolo como estaba en 1960.
Reconocimientos
La cura de rejuvenecimiento duró hasta el año pasado, cuando su fascinante historia se dio a conocer y el coche comenzó un periplo en las exposiciones más elitistas de automóviles, donde comenzó a cosechar premios como el Grand Sport Trophy en Amelia Island, el Audrain Sporting Choice Award o el American Heritage Award.
Su propietario, al exhibirlo para que fuera merecedor de tan cotizados galardones, sabía bien lo que hacía: estaba preparando su pedigrí para venderlo, cosa que sucederá en Amelia Island el próximo 7 de marzo, cuando la casa Broad Arrow lo saque a subasta. Se espera que se venda por un precio que podría superar los 1,2 millones de euros. Cifra de leyenda para un coche no menos legendario.