Porsche

Este Porsche 911 de 1979 llevaba 30 años desaparecido: estaba bajo unos trapos

Porsche La increíble reaparición del Heigo-Porsche

El dueño del Heigo-Porsche original, Steve Davies, y el ex piloto...
El dueño del Heigo-Porsche original, Steve Davies, y el ex piloto Walter Röhrl.

Imagina que eres mecánico, ingeniero, piloto de pruebas y que has dedicado más de media vida al mundo del automovilismo. Imagina también que en 1979, en tus veintitantos, construiste con tus propias manos un precioso coche de rallies sobre la base de un Porsche 911 SC con el que participaste en varias carreras internacionales y que incluso llegó a pilotar el ex campeón del mundo Walter Röhrl. Pero, desgraciadamente, el coche no duró mucho en tus manos y apenas un año después tuviste que venderlo por falta de financiación para seguir compitiendo.

Y ahora imagina que después de 30 años sin saber nada de ese coche absolutamente magnífico de tu juventud, cuando creías que ya había sido desguazado y vendido por piezas, recibes una llamada de alguien que ha encontrado tu añorado automóvil en otro país, a miles de kilómetros y abandonado en un parking público, sucio, polvoriento, pero entero.

Exactamente eso es lo que le pasó al alemán Dieter Röscheisen, ingeniero de pruebas en Porsche y ex técnico del equipo Sauber de Fórmula 1. En noviembre de 2009, 30 años después de fabricar el Heigo-Porsche 911 SC con sus propias manos y las de algunos amigos, recibió una sorprendente llamada desde Inglaterra para darle la noticia más inesperada de su vida. Stephen Davies, un asesor fiscal británico, acababa de comprar un automóvil en Sheffield (norte de Inglaterra) que podía ser su Heigo-Porsche del 79. "Lo descubrí en un aparcamiento público, cubierto de trapos y con una gruesa capa de polvo y suciedad", recuerda este británico de 69 años.

Al bueno de Davies le costó bastante tiempo averiguar el alto valor económico y sentimental de su adquisición. Nada más comprarlo y sin saber realmente lo que tenía entre manos, lo pintó con los colores de Rothmans. Una vez pintado y restaurado empezó a llevarlo a eventos y reuniones, hasta que en una de ellas le preguntaron por los colores que había bajo la decoración de Rothmans.

Fue entonces cuando se puso a investigar hasta que halló una pista: los colores originales eran iguales que los de un Porsche azul Petrol metalizado y blanco Grand Prix que había sido conducido en 1980 por el campeón del mundo de rallies Walter Röhrl. Sin dudarlo, Davies se puso en o con el piloto alemán, a quien ya conocía de otros encuentros. Por la descripción, a Röhrl le vino rápidamente a la memoria el Heigo-Porsche de Röscheisen y le dio a Davies el número de teléfono de su amigo.

"Al principio no podía creer que este vehículo existiera todavía. Pensé que había pasado a mejor vida hacía mucho tiempo", rememora Röscheisen 10 años después de aquella llamada. Pero así era. De hecho, sus dudas se disiparon rápidamente cuando Davies comparó los anclajes de la jaula antivuelco con fotos antiguas de Röscheisen. "Los puntos de soldadura eran únicos. En 1979, diseñamos todos los componentes de este Heigo-Porsche específicamente para su participación en rallies, con el objetivo de que los saltos no terminaran provocando una torsión excesiva", explica Röscheisen.

Pero, ¿por qué se desprendió Röscheisen de aquel coche tan especial y cómo acabó abandonado en una ciudad del norte de Inglaterra? Durante algunos meses muy felices de 1980, Röscheisen, que había comenzado a trabajar como mecánico en Porsche en 1976, participó en rallies nacionales e internacionales junto con su amigo Klaus Hesse. Pero la aventura duró poco. "Desafortunadamente, gastamos tanto dinero aquella temporada que decidí vender el Heigo-Porsche en una prueba del Campeonato Mundial en Ratisbona", explica Röscheisen. Fue el propio Walter Röhrl quien lo puso en o con el comprador de su coche, un hombre de nacionalidad inglesa del que se desconoce su identidad.

Lo que pasó después, desde que el Heigo-Porsche cambió de manos hasta que fue hallado casi 30 años después en un aparcamiento público de Inglaterra, es un auténtico misterio. Lo realmente importante es que Davies compartió su descubrimiento con Röscheisen y, a raíz de aquella maravillosa revelación, decidió devolver el vehículo a su estado original basándose en las fotos del creador.

El Porsche que había estado desaparecido durante 30 años volvió a la vida en 2010 para presentarse en el Salón Internacional de Automovilismo Histórico Race Retro en Stoneleigh Park (Coventry), a unos 30 kilómetros al sureste de Birmingham. "Steve me dijo por teléfono que me vistiera con el mono de carreras porque íbamos a asistir juntos a un evento muy especial. Fue un momento muy emocionante para mí, pensé que nunca volvería a ver mi coche tal y como era", relata Röscheisen.

El Heigo-Porsche que Davies encontró y compró de manera casi accidental en 2009 le está dando enormes alegrías y le está permitiendo vivir momentos únicos como los que vivió Röscheisen hace cuatro décadas. Hace unos días, el británico de 69 años hizo un viaje de casi 1.800 kilómetros y 30 horas de duración hasta Straubing, en la Baja Baviera, para asistir a una histórica reunión con otros tres Heigo-Porsche que fueron construidos en diferentes años con la participación, eso sí, de Dieter Röscheisen y su amigo Walter Röhrl.

Los cuatro Heigo-Porsche que existen y sus dueños.

Los dos últimos les fueron encargados en 2013 a Rafael Díez, el mismo restaurador que había construido años atrás el Heigo-Porsche II. Klaus-Jürgen Orth, entonces propietario de una compañía de telecomunicaciones en Frankfurt, y su socio Udo Müller le encargaron a Díez dos Heigo-Porsche 911 SC RS Evo III que también debían contar con la puesta a punto final de Röscheisen y Röhrl. El Evo III tiene un motor de 3,4 litros que entrega 340 CV, lo que supone un incremento de 62 CV frente al modelo original de 1979, que daba 278 CV gracias a la inyección mecánica en lugar de K-Jetronic.

La firma de Walter Röhrl está impresa en el salpicadero de este Heigo-Porsche.

Por supuesto, Röhrl estuvo presente en la primera reunión de los cuatro Heigo-Porsche, y deleitó a los orgullosos dueños de los automóviles con una clase maestra de pilotaje. "El arte de pilotar es acercarse a una curva de 90 grados y controlar el acelerador de manera precisa para que pueda deslizarse a través del viraje de manera limpia y sin sobresaltos", dice Röhrl, quien demuestra al instante esta habilidad en un tramo cerrado de una finca privada propiedad de un buen amigo. Los otros tres propietarios de los Heigo-Porsche restantes observan con asombro la maestría de Röhrl al volante.

Walter Röhrl derrapa en una curva de un bosque bávaro.

"Cuando conduzco, logro el máximo nivel de concentración", dice Udo Müller. "El coche me da mucho, conducirlo al límite es una experiencia fantástica", agrega Klaus-Jürgen Orth, mientras observa a Röhrl haciendo cruzadas perfectas. Cuatro décadas después, el sueño de infancia de Röscheisen sigue muy vivo.