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El 'loco' del Renault 12 que ha rescatado una rara versión eléctrica de los 70

Renault Un EVA Metro que fue lanzado en plena Crisis del Petróleo

El pasado, el antes y el presente del EVA Metro de Eduard Palaghita
El pasado, el antes y el presente del EVA Metro de Eduard Palaghita

Si usted ha pasado la cuarentena, y no la del coronavirus, puede que haya vivido alguna historia con un Renault 12. Uno de los modelos icónicos del pasado siglo, conocido por su resistencia, y que en países como Turquía llegó a producirse hasta los 2000. Más de 30 años después de su presentación en el Salón de París de 1969. Pero pocos R12 tienen un currículo como los Metro, versiones eléctricas de este modelo hechas por EVA (Electric Vehicles Associates), una compañía fundada en 1974 en EEUU fruto de la crisis del petróleo de 1973. A pesar del tsunami de novedades cero emisiones de estos años, los coches eléctricos no son un invento reciente.

Los EVA Metro fueron testados por la NASA dentro del plan ERDA, siglas de "Programa de sistemas de vehículos eléctricos e híbridos para carreteras" con el que se quería sacar conclusiones sobre la viabilidad comercial de este tipo de propulsión. Se sabía de la existencia de dos unidades del EVA Metro, una en Canadá y otra en EEUU, pero un fanático del Renault 12 encontró uno en Georgia (EEUU). Lo compró y se lo trajo a Nueva York. Dos ciudades distanciadas a más de 13 horas en coche. Se trata de Eduard Palaghita, de la página de Facebook R12 USA, la más seguida del mundo sobre este modelo y una auténtica joya documental con miles de fotos y vídeos sobre el mismo.

Palaghita compartió el hallazgo con sus seguidores y la noticia dio la vuelta al mundo. Para la mayoría era la primera vez que escuchaban hablar de un R12 eléctrico. "Hace años supe de su existencia. Incluso hice un artículo. Pensé que sería genial tener uno, pero nunca imaginé que habría alguno disponible", cuenta a este medio el coleccionista, quien tiene en su garaje otros dos Renault 12 más. Uno de ellos, el Dacia 1300, la versión rumana y la que desató toda esta locura por el modelo, ya que Palaghita nació en Rumanía. Aunque se mudó en 1995 a EEUU siendo niño, siempre soñó con poseer el coche de su infancia.

Su última adquisición, el EVA Metro, sirvió para recordar la historia de esta efímera marca surgida en los tiempos de la crisis del petróleo de 1973. EEUU quiso lanzar una onda de electrificación para reducir su dependencia del crudo. Pero la aventura de estas enseñas duró bien poco. En el caso de EVA, hasta 1982. No sólo puso baterías al R12. También lo hizo con otros modelos de la época como los Ford Escort, Fairmont, Mustang o algunas pick up y furgonetas, tal y como atestigua un reportaje que recuperó Palaghita.

"La crisis energética, la economía, el medio ambiente... Todo ello nos está llevando a predicciones que indican que los americanos pagarán pronto más por menos. Pero hay una respuesta a todas estas dudas: transporte eléctrico", rezaba la información promocional de la enseña, que anunciaba el Metro como "un lujoso sedán de cuatro puertas para cuatro ocupantes".

Casi 500 kilos de baterías para 100 kilómetros

Pero, ¿cómo era el vehículo? Originalmente tenía 19 baterías de 6 voltios de plomo ubicadas en el vano motor y en el maletero. Semejante carga eleva su peso a 1.429 kilos, 500 kilos por encima de un R12 de combustión. Podía conseguir una autonomía entre 53 y 98 kilómetros, según a la velocidad a la que se circulase.

EVA decía que tenía una vida útil estimada en 45.000 kilómetros y podía cargarse en una toma doméstica en apenas seis horas. Su motor eléctrico era de 13 caballos (10 kW) y hacía el 0 a 50 km/h en 12 segundos por los 27 que tardaba en alcanzar los 72. Su velocidad punta: 88 km/h.

La NASA lo probó en 1975 y 1976 dentro del citado programa ERDA. En los test se analizaban velocidades de crucero, capacidad de aceleración o frenado. Se hicieron dos tiradas. La primera, con el vehículo salido de fábrica, mientras que la segunda fue con 1.500 kilómetros encima. En cualquier de los casos no resultaron satisfactorias. Sucedió así con la mayoría de estos vehículos.

En cuanto a los EVA Metro, "uno de ellos participó en el desfile presidencial de Jimmy Carter en 1977" y el resto se vendieron a particulares y universidades. Así lo relataba Eddie en su página de Facebook en 2017. "¡Puedes imaginar el shock que sufrí cuando me contó un amigo que había uno disponible! Sé que ahora está en las manos correctas. ¡Lo devolveré a la gloria!".

El EVA Metro de Palaghita llevaba aparcado un año. Las baterías habían muerto. Hasta entonces le había hecho servicio a su anterior dueño. "Él lo compró con 5.000 millas (8.000 kilómetros) en Cleveland. Le hizo otras 6.000 (9.656). Su anterior propietario era muy agradable. Tuvimos una conversación de una hora al respecto. Está feliz de saber que se ha ido a un buen hogar. Le envío fotos de todos los cambios y adaptaciones que voy haciendo". Eddie quiere que vuelva a la carretera cuanto antes, pero la pandemia del coronavirus, que ha azotado a EEUU con fuerza, ha frustrado su deseo.

Su plan inicial era cambiar las baterías de 6 voltios por otras semejantes, pero su amigo, otro fanático de los R12, y quien le puso sobre la pista del EVA Metro, le instó a comprar unas de litio más modernas para ganar eficiencia y autonomía. "Quiero mantener el motor original. Pondremos las pilas en el maletero para que tenga una buena distribución de peso. La configuración original hace que sea muy pesado e ineficiente".

La pintura se había desconchado, pero el coleccionista quiere mantener el color original. Eddie contesta y comenta con entusiasmo todas las novedades. En el último correo enviado, me cuenta que ha llegado a un acuerdo con una tienda en Pensilvania especializada en fabricar vehículos eléctricos. "Ellos harán todo el trabajo requerido para devolverlo a la carretera. ¡Lo siguiente será tener un set de fotos desde Manhattan!".

Encontrar recambios originales para el R12 en EEUU es difícil. Los modelos europeos no tuvieron demasiada aceptación en Norteamérica. La suerte de Eddie es que su mecánico de cabecera trabajó para Renault hasta 1987, cuando la marca del rombo decidió salir del país (ahora se importan). "Almacenó muchas piezas que no podían vender legalmente. Como no hay muchos propietarios de R12 en EEUU, todavía tenía muchos componentes, así que se los compré todas. Él se encarga de reparar mis R12 y Dacia. Incluso reconstruyó mi cambio automático. Sin su ayuda sería muy difícil tener estos vehículos funcionando".

Sería difícil tasar cuántas horas y dinero ha invertido Palaghita en un hobbie convertido en un ejercicio de reconstrucción histórica. En primer lugar, la suya. Una biografía que empieza en Rumanía, su lugar de nacimiento. "De pequeño vi muchos Dacia 1300, que básicamente eran adaptaciones del Renault 12. Era el automóvil más común en las carreteras del país. Recuerdo estar sentado en uno rojo de mi abuela, jugando con el volante y soñando con que algún día conduciría una unidad así. Recuerdo que en verano íbamos a la playa y en él cabía todo lo que necesitábamos para una semana de campamento. Teniendo yo 12 años, en 1995, nos mudamos a EEUU. Al poco de llegar le pregunté a mi tía, que ya estaba en el país, si había Dacias en EEUU. Soltó una carcajada y me respondió con un firme 'no'. Desde ese momento se me metió en la cabeza tener uno".

Un Dacia 1300 por la mítica Ruta 66

Primero encontró un Renault 12 L del 1974. "Era un poco diferente a lo que conocía, ya que tenía cuatro faros redondos, parachoques grandes y un motor 1.6 del R16. Aunque en general se parecía al Dacia. Había estado muchos años en un granero, pero lo arranqué. Le puse emblemas de Dacia, también en el volante. Al tiempo se averió y decidí venderlo".

Entonces llegó el R12 amarillo y llevó a cabo el mismo modus operandi. Lo transformó para darle apariencia del modelo rumano de su infancia. Pero Eddie quería un Dacia 1300 genuino. Se hizo con él por medio de un intercambio con un buen amigo suyo de Bucarest. Le dio el R12 transformado y a cambio recibió el Dacia 1300 de 1977 al que bautizó como Mimi.

"Hice que me enviaran el vehículo a Nueva York. Fue un auténtico desafío. Nunca se había hecho antes algo así. Cuando llegó a puerto en EEUU, en la aduana le hicieron una inspección exhaustiva de Rayos X. Era muy sospechoso un automóvil rumano en Norteamérica. Pagué más por el envío (2.500) que por el coche (1.000). Pero valió la pena cada centavo por cumplir mi sueño".

Lo matriculó como clásico y le puso unas placas personalizadas, permitidas en este país. Poco después del estallido de la pandemia le sacó unas fotos en Times Square que se hicieron virales. Parecen de otro tiempo. "La gente en Rumanía siente orgullo al ver su vehículo nacional en Nueva York. Yo siento lo mismo. Sonrío cada vez que me pongo al volante".

Y no es para menos. En agosto de 2019 emprendió un atrevido viaje por la archiconocida Ruta 66, un camino ancestral recorrido por moteros y automovilistas de todo cuño. Se extiende desde Chicago hasta Santa Mónica (California) en un total de 4.000 kilómetros. "El plan era conducir cada día un promedio de 240 millas (386 kilómetros) para llegar en 10 jornadas. La primera fue bien. La segunda comenzó a darme problemas". Eddie no se iba a resignar tan fácilmente. Como hizo en su día para hacerse con el coche de sus sueños.

"El starter se rindió. Tuvimos que empujar el auto. En la siguiente parada, revisé el capó y olía a gas. La bomba de combustible era una fuente. La reemplace y reconstruí el motor de arranque". A partir de ahí no hubo más problemas. Sólo algún que otro minuto perdido que no importaba en esta aventura. "¡Conduje más cada día y llegamos a California como habíamos planeado! El viaje fue un éxito. Hicimos historia, ya que éste fue el primer Dacia en cruzar América".

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