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Deportes de Aventura

Nuestras vidas valen más que ir a una sola carta

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Actualizado

Esta será nuestra última crónica desde el campo base, hasta aquí llegó la aventura, el Honbroc dictó sentencia y la montaña siempre tiene la última palabra.

Tras la meditada decisión de renunciar a cruzar su caótico glaciar formado por 2 barreras de seracs y después de evaluar otras alternativas de teniendo en cuenta los pocos días que nos quedan disponibles, la cruda realidad se pone de manifiesto. La única opción viable pasa por remontar otro glaciar al sureste de un pico de nombre para nosotros desconocido de 5589m que se une al Honbroc por la arista opuesta a la elegida originalmente y de condiciones considerables, pero aparentemente mucho más amable que el anterior.

Reunidos los 11 integrantes de la expedición para escuchar todas las propuestas y visiones, planos disponibles en mano (1:175.000, precisión máxima...) y la experiencia de más de 2 semanas por el valle, finalmente se opta por esta opción. Con esto, en teoría, conseguiríamos llegar al collado que da al valle paralelo al nuestro en dirección sur. Este valle finaliza (según el plano e imagen satélite) en la cara sur de nuestro ansiado pico. Desde este collado podríamos intentar la ascensión a ese pico que nos lleva llamando la atención desde que llegamos al campo base, el 5889m, montaña muy bonita y tremendamente estética que domina el circo del Hunbroc desde su lado este. Además, no se tiene información de ningún ascenso.

Un grupo se destaca con la intención de hacer un primer reconocimiento al valle para comprobar la viabilidad del intento con la ilusión del primer día. Después de esta incursión y comprobando que el inicial es factible, se supera la primera barrera de serac, muy estable y sin peligro de desprendimientos, llegando a un plateau donde observamos que el valle se bifurca en dos cuencas completamente diferentes. La del oeste nos presenta una barrera de seracs más rota que la anterior pero que una vez superada nos dará a un amplio y tendido collado. Nos posibilita llegar directamente al inicio de la arista del pico que tenemos intención de ascender si no se pudiese acceder a la arista del Honbroc. La cuenca del este se trata de un glaciar bastante tendido que finaliza en un collado vertical de nieve pero bastante alejado de la otra vertiente.

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Una vez decididos y con la motivación otra vez al máximo ante la posibilidad de hacer otro intento, nos organizamos en tres cordadas de tres alpinistas, equilibradas y complementarias. Preparamos el material, esta vez bastante ligero contando que vamos en estilo alpino y en terreno mixto técnico. Cargamos con material de nieve/hielo/mixto y roca, friends, clavos y demás achiperres, material de vivac y comida para permanecer cinco días en la montaña.

La meteo no nos acompaña desde que llegamos al valle. Estudiamos diariamente cinco páginas meteorológicas para intentar acertar, pero no cuadra ni una. Desde luego, las condiciones siguen sin ser la más propicias para movernos en este terreno. Temperaturas anormalmente altas y las precipitaciones en forma de agua nos visitan prácticamente todos los días. A pesar de ello buscaremos gastar nuestro último cartucho. La cuenta atrás está en marcha.

Una vez más, nos ponemos en movimiento todos a una. Remontamos el glaciar principal y tras superar la primera barrera de seracs vamos sorteando grietas abiertas pero francas hasta situarnos bajo la segunda barrera. Las condiciones son pésimas. Calor increíble a más de 4600m, derrumbamientos, agua corriendo y desprendimientos de piedras de los laterales del pico. Renunciamos incluso a intentar el franqueamiento. Nuestras vidas valen más que ir a una sola carta. Esto nos obliga a realizar un descenso para acceder al glaciar de la opción "B" y buscar así el al collado por la cuenca del este. Aunque el glaciar por este lado es bastante más tendido, la cantidad de grietas y las condiciones de la nieve, muy precarias, dejan los puentes de nieve realmente débiles provocando que la progresión sea más lenta de lo esperado e impidiéndonos alcanzar el collado en un día.

A unos 150m de desnivel del collado montamos el vivac, sobre los 5000m. Se trata de una pequeña morrena en un lateral del glaciar próximo a la enorme rimaya, ligeramente protegida de la caída de piedras, por desgracia de frecuencia abrumadora, y muy cercana de la pared oeste del collado. Durante las primeras horas estamos alerta de cuál es la actividad de desprendimientos, llegando en algún momento a dar la voz de alerta (piedraaaa) para que todo el personal se ponga a cubierto si es necesario. Finalmente, al dejar de incidir el sol en la cuenca glaciar, parece que el sitio está bien elegido teniendo en cuenta las opciones. Aún así, la caída de piedras es constante, pero ninguna de ellas llega hasta la zona elegida. De esta forma, procedemos a montar nuestro vivac y demás tareas necesarias para reponer las fuerzas gastadas durante el intenso día.

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Durante la noche, a los derrumbamientos lejanos y permanentes, se suma una precipitación constante en forma de agua con una temperatura muy elevada para la altitud en la que nos encontramos, increíble para estar a 5000m de altura.

La mañana nos recibe con una sorpresa mayúscula antes del amanecer. Salimos de la tienda bajo una llovizna y un gran bloque que estaba en un lateral y a simple vista estable, se ha movido aplastando una de las mochilas que estaba aprovechando su sombra para que no se mojase. En su movimiento ha dejado un casco totalmente inservible. Mal augurio y peores noticias.

'Consejo de guerra' matutino obligatorio, en el que no es muy necesario discutir para tomar de nuevo la dolorosa decisión de abandonar el segundo y definitivo intento. Con estas condiciones quizás sea más probable acabar mal que bien y sin premio. Y eso no entra en nuestros planes. Será nuestro último intento, el resto de opciones que este valle nos ofrecen exceden de los días que disponemos.

El descenso se muestra delicado, hay que superar un gran número de grietas que cruzamos por exiguos puentes de nieve, exigiéndonos la máxima concentración, obligándonos a recorrer el glaciar de izquierda a derecha en numerosas ocasiones, buscando las fortalezas del terreno entre tanta debilidad que podría mandarnos a sus profundidades.

Desgraciadamente, no hemos alcanzado el pico Honbroc y la asimilación del 'fracaso' va por dentro de cada uno como una procesión, pero tras tantos días en situaciones delicadas, gestionando el riesgo de una manera casi de manual, nuestro enfermero no ha tenido que curar ni siquiera un rasguño, lo que nos queda claro es que los objetivos más importantes marcados por el GMAM se han cumplido: volvemos todos y sanos, volvemos más cohesionados, y nuestras Unidades de Montaña están técnicamente mucho mejor preparadas. Hemos estado absolutamente solos, en un terreno virgen y sin apenas información. Hemos aprendido mucho, enfrentándonos a imponentes glaciares sin percances, con nuestros conocimientos, experiencia y formación. Ahora sabemos movernos mucho mejor en este terreno y ambiente, somos capaces de optimizar mejor nuestro material, organizarnos como equipo para acometer un objetivo de este calibre, conocemos los pasos a seguir, qué equipos de trabajo montar. Todo esto, no se perderá en el olvido, y nos hará ser capaces de transmitir toda esta información y conocimientos para su aprovechamiento por parte de nuestros alumnos del próximo Curso de Montaña de la EMMOE y al resto de militares de nuestras Unidades de Montaña del Ejército de Tierra de nuestro país, España.

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