No pudo escribir una página más aciaga el Cívitas Metropolitano en su primer día de competición como nueva denominación de la casa del Atlético. El equipo se preparaba para prolongar su estado de gracia, Simeone recibía a un entrenador ante el que jamás había doblado la rodilla, Nahuel Molina se estrenaba en sociedad... Sin embargo, la tarde iría torciéndose tanto como las rayas de la camiseta. Hasta el punto de que Mario Hermoso acabara en la grada enfrentado a varios aficionados del Fondo Sur después de una derrota que había convertido el estadio en una auténtica jaula de grillos.
Poco tardaría el Villarreal en hacer incómodo el duelo al Atlético, por más que su superioridad se reflejara en el marcador pasada la hora de partido. En el plano individual apenas se salvaban Oblak, Reinildo y la única nota positiva: Witsel. Nada que ver con el otro debutante, un Nahuel Molina que no olvidará jamás su estreno: pudo marcar, pero su disparo lo repelió Morata; un mal despeje en el área se convirtió en la asistencia perfecta para que Yeremy Pino abriera el marcador y, para colmo, con el estadio y el equipo encendidos, acabaría expulsado por una agresión a Baena.
Final bochornoso
Aunque la primera derrota ya se veía venir, para entonces el Atlético también había perdido a Savic en la enésima lesión muscular que vienen padeciendo los centrales rojiblancos en los últimos cursos. No obstante, lo más triste y vergonzante ocurriría después.
Tras cargar tintas contra Gerard por su celebración, un grupo del Fondo Sur la tomó con Griezmann con el partido finalizado, llegando a haber incluso lanzamientos de mecheros. Algo que Mario Hermoso no estaba dispuesto a tolerar, encarándose con varios de ellos y siendo separado en primera instancia. Sin embargo, el central volvía a mostrar su indignación a continuación, viéndose inmerso en zarandeos con los hinchas mientras el resto de compañeros ya maldecían la derrota en el vestuario. Sin duda, tarde para olvidar.
Un gol fantasma de Carrasco pudo cambiar el resultado
Con 0-1 en el marcador se produjo la jugada polémica del partido. Un remate de cabeza de Carrasco a bocajarro acabó con un paradón de Rulli con el balón todavía sobre la línea, según el colegiado. El belga tuvo la oportunidad de empatar tras quedar el balón suelto en el área después de un remate al larguero de Cunha. Se rehizo el portero argentino y salvó a su equipo del empate. Se sacó así la espina de la jugada final del curso pasado. Los futbolistas rojiblancos protestaron la decisión de De Burgos Bengoetxea. El VAR dio la razón al colegiado en la polémica acción.
