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Tocado. Así acabó el Atlético el partido ante el Barça. La derrota corta la racha de cuatro triunfos seguidos (tres después del parón mundialista) y convierte en imposible pelear por una Liga que ya está a 14 puntos de distancia respecto al propio equipo azulgrana. Un golpe en la línea de flotación justo cuando se empezaban a recuperar sensaciones.
"Lo dejamos escapar vivos", lamentaban desde dentro agarrándose a los 20 disparos a la portería de un Ter Stegen que sacó una gran mano a Griezmann en el primer acto. Precisamente el francés vio como Araujo, en la línea de meta, salvó el empate cuando el reloj agonizaba. Ocasiones claras que no se concretaron y que terminaron por noquear a los rojiblancos.
Los 20 remates, de hecho, son la segunda cifra más alta de los rojiblancos en lo que va de LaLiga. En la primera, 27 ante el Espanyol, sí se logró marcar pero el tanto apenas sirvió para sacar un empate también insuficiente. Y es que esta falta de pegada está siendo determinante en una mala temporada que tiene a los rojiblancos fuera de los puestos Champions.
Preocupan los arranques
Lo reconocía Oblak sobre el verde del Metropolitano. El equipo no salió centrado y hasta el gol de Dembélé no reaccionó. Más de una hora en la que tuvo el dominio y las ocasiones pero una falta de pegada (como lamentó el propio Simeone) que no es nueva pese a contar con una amplia nómina de delanteros. Los cuatro jugaron pero ninguno tuvo el acierto necesario.
Algunos, como Joao Félix, quedaron marcados por su falta de actitud colectiva. Otros, como Morata y Correa, no acaban de arrancar tras el Mundial. El que tuvo las más claras, Griezmann, dio la cara pero no tuvo el acierto de los partidos anteriores pese a que fue el protagonista de las dos ocasiones que pudieron cambiar el signo del partido. Sí, las mismas por las que el Atlético se marchó del Metropolitano con la sensación de haber dejado escapar vivo al Barça.