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No pocas voces internas y externas tuvo que silenciar después de que muchos le consideraran un capricho de Simeone. Sin embargo, con una medalla de campeón del mundo al cuello, erigido en el defensa de LaLiga que más participación ha tenido en los goles de su equipo desde la cita de Qatar (tres goles y cuatro asistencias) y confirmado como pieza indispensable en el Atlético (sólo Oblak le iguala en titularidades y ningún jugador de campo le supera en minutos disputados), Nahuel Molina es hoy uno de los activos más importantes, en el terreno de juego y en el mercado, del club del Metropolitano.
En unos 20 millones se cifraba el valor del argentino cuando el pasado verano el Atlético acometió su fichaje, cerrándose finalmente en el abono de 10 kilos fijos, otros cinco en variables y la inclusión de un Nehuén Pérez al que optimistamente se le consiguió estimar en otros 10 millones. Tras apenas ocho meses como futbolista rojiblanco, el caché de Nahuel Molina ya se ha disparado hasta los 63 kilos, tal y como calcula la página especializada 'Besoccer'.
"Es el jugador que fuimos a buscar a Udinese", recordaría El Cholo tras una de las exhibiciones de Nahuel en el último mes de competición, saldado con tres goles (abrió el triunfo en Vallecas y Valladolid antes de redondear la manita al Cádiz) y una asistencia (contra el Mallorca). No le faltaba razón, pues tras llegar gratis al club italiano después de que Boca Juniors le hiciera entrenar unos meses con su segundo equipo por su negativa a renovar, el lateral se destaparía en el Calcio dejando una tarjeta de visita de 10 dianas y otros tantos servicios a sus compañeros en 68 partidos.
Un fichaje rentabilizado
Pese a las reticencias para su llegada y a que sus primeros meses no serían fáciles (en su estreno en el Metropolitano sería expulsado), a nadie le cabe duda ya de que el fichaje de Nahuel Molina ha salido incluso barato. De hecho, pese a que el Atlético cuenta con lateral de primer nivel por mucho tiempo, hasta 2027 concretamente, lo cierto es que el argentino sería por rendimiento (no hay once sin su presencia y sólo Griezmann y De Paul han repartido más goles), edad (a sus 25 años aún tiene toda una carrera por delante), posición (apenas Alexander-Arnold o Jeremie Frimpong le hacen sombra en las cinco grandes Ligas) y presente (ya es un fijo también con Argentina, con quien colecciona un Mundial, una Copa América y una Finalissima) el futbolista más valioso en su escaparate.
Una idea que no se contempla en absoluto en las oficinas del Metropolitano por más que a la delicada economía del club le ayudaría un traspaso de calado en este verano, especialmente con las dudas que despierta la posibilidad de conseguir dar salida a Joao Félix en las condiciones deseadas.
Eso sí, en vista del nivel alcanzado, ofertas no le van a faltar a un Nahuel que ya antes de revalorizarse fue un fuerte objeto de deseo de la Juventus, el Chelsea o el Atalanta y que, para colmo, ocupa uno de los escalones salariales más bajos del Atlético, sin correspondencia con su rol sobre el verde.
De Paul, su socio perfecto
Aunque en el pasado Mundial sería Messi el socio más ilustre de Molina tras brindarle frente a Países Bajos un pase perfecto una vez intuida su sorpresiva incursión en el área para que estrenara su cuenta goleadora con la selección, el hombre que mejor entiende el juego del lateral en el Atlético es su compatriota De Paul. No en vano, de la conexión argentina surgen buena parte de las acciones ofensivas de los de Simeone.
De hecho, De Paul es el jugador que más pases ha entregado a Molina, hasta un total de 108 en LaLiga, incluida la asistencia de su último gol (las anteriores fueron obra de Morata y Giménez). No obstante, el entendimiento entre los dos campeones del mundo es bidireccional, pues el lateral ha encontrado una solución en el mediocentro en 101 ocasiones, siendo al segundo jugador del equipo con el que más combina.
No es casualidad, de hecho, que la mejoría del Atlético tras el Mundial coincida con el dulce momento que atraviesan ambos.