Del mismo modo que en las oficinas del Cívitas Metropolitano no han gustado para nada las palabras de Joao Félix en las que se declaraba barcelonista de toda la vida y que sería un sueño cumplido jugar en el Camp Nou, en el vestuario del Atlético tampoco ha sentado bien lo que se considera la última salida de pata de banco del portugués, si bien no sorprende en absoluto ante la actitud con la que se viene comportando desde que se uniera a la disciplina del equipo en Los Ángeles de San Rafael.
Si Lino, y durante el 'stage' Lodi, eran apenas los únicos en los que se refugiaba y con los que Joao mantenía una relación normal, los últimos días tampoco venían siendo una excepción. De ahí que la sesión de gimnasio de esta mañana, en la que la plantilla se ejercitaría en dos grupos, acabaría por evidenciar una vez más la falta de interés por integrarse en el vestuario. Encuadrado en el primer turno, el portugués enfilaría las duchas el primero, unos minutos antes que el resto del grupo.
Nada nuevo, pues el gesto adusto de Joao ha sido la tónica desde que regresara, obligado ante la falta de clubes que sacien su deseo de jugar la Champions, al Atlético. De hecho, no ha tenido ningún problema en hacerle ver a Andrea Berta, ante la mirada de todos, su insatisfacción por estar completando la pretemporada vestido de rojiblanco o en lanzar el peto al suelo malhumorado cuando Simeone le daba el turno en un partidillo a otros compañeros, gestos que no han pasado desapercibidos para el vestuario.
No sorprende su actitud
Todo lo contrario, pues en la caseta se entienden como faltas de respeto que no ayudan en absoluto a generar buen ambiente, al contrario de lo que sucede con otros jugadores por más que estén en la rampa de salida. De ahí que el último enfado de Joao tampoco sorprenda a muchos.
De hecho, desde que el equipo regresó a Madrid a entrenar tras una semana en Los Ángeles de San Rafael, el futbolista ha estado arropado en los entrenamientos por su padre (molesto con la Prensa al entender que, al igual que el club, el entrenador y todo lo que rodea al Atlético, maltratan a su hijo) y de su entorno, como se pudo comprobar en la sesión de ayer martes por la mañana abierta a los medios de comunicación. Ya por la tarde, el luso decidió confesar a Fabrizio Romano su deseo de jugar en el Barcelona. Otra vuelta de tuerca más al caso del jugador portugués, que cada vez complica más su continuidad en la entidad rojiblanca.
