Cuatro victorias seguidas ha sumado el Atlético antes del actual parón de selecciones. Cuatro triunfos para levantar el vuelo en todas las competiciones y olvidar el duro K.O. del Villamarín, donde más allá de la derrota la imagen rojiblanca fue de las peores de la temporada.
Una racha triunfal inédita esta temporada que se ha vuelto a cimentar en la seguridad atrás que tanto busca Simeone (apenas un gol encajado ante el potente PSG) y en la pegada albiceleste. Y es que de los siete goles logrados apenas Sorloth se ha colado en la fiesta realizadora de los futbolistas que defienden a la selección de Argentina.
Decimos futbolistas y no delanteros porque incluso Molina ha sumado una muesca goleadora con su gran diana en París. Un zurdazo certero que le valió para empatar el duelo y sumar puntos para refrendar su evidente mejoría con el MVP de una gran noche de Champions.
Aquella noche en el Parque de los Príncipes contó también con la pegada de un Correa que se ha especializado en goles postreros que dan puntos. Suyo fue el tanto de la gran victoria del curso y suyos fueron también los goles ante Athletic y Real Madrid que valieron para sumar tres y un punto respectivamente. Tres goles, cinco puntos, para el Ángel del Atlético.
La irrupción de Giuliano
Lo de Correa, por haber sucedido varias veces, lleva siendo una constante en la última década. Más inesperada quizá es la importancia de un Giuliano que ante Las Palmas marcó su primera diana con la rojiblanca pero que también asistió a Julián en el gol de Mallorca. Una jugada de fe que demuestra que el menor de la saga Simeone tiene mucho que dar más allá de su mediático apellido.
Julián ya es el Pichichi
Por encima de todos los argentinos destaca un Julián que ya es el máximo goleador del equipo tras sus dos tantos al Vic que sirvieron para encauzar un duelo trabado y el citado gol de Mallorca. Tres tantos para elevar a siete la cuenta global y firmar el segundo mejor arranque de la era Simeone tras los 11 goles que marcó Luis Suárez en la temporada de la segunda Liga. Ahora, escrito está, la pegada es albiceleste.
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