- Atlético. Lemar, el mejor escaparate
No hay intención en el Atlético de que se repita, otra verano más, el culebrón Saúl. Ya saben, hacer todo lo posible para que el medio no forme parte de la plantilla rojiblanca pese a que todavía tiene contrato en vigor con los del Metropolitano hasta 2026. Es decir, le queda una temporada más de vínculo.
Una campaña, la 25-26, que, en cualquier caso, no la cumplirá vestido de rojiblanco. Al menos, esa es la hoja de ruta de la entidad respecto a un jugador que llegó a ser bandera del proyecto... pero cuyo bajón de rendimiento cada vez más acrecentado acabó por dejarle sin sitio en la plantilla.
No ayudó, más allá de lo que se veía en el césped, las pocas facilidades que puso el que fue bandera de la cantera rojiblanca para aceptar su rol secundario tras ser una de las grandes irrupciones en el primer equipo unos años antes.
Llegó con tanta fuerza al primer equipo que se convirtió en el único futbolista que renovó al alza su contrato dos veces en la misma temporada. En una de ellas, alargando su contrato hasta ese 2026 que condicionó tanto en los despachos como el hecho de superar los 7 millones netos por temporada. Dos losas que han pesado... dos losas que todavía siguen costando dinero para el Atlético.
Otra cesión... donde sea
En cualquier caso, el plan pasa porque vuelva a ser cedido esta última temporada. Aunque sea, como ya ha sucedido en el Sevilla, pagando la mayor parte de su nómina. Aunque sea, otro escenario posible, dándole la carta de libertad pero abonando el sueldo que le queda por cobrar (unos 15 millones de euros brutos).
No parece que el club hispalense, que tenía una opción de una segunda cesión, intente llevarla a cabo tras su gris rendimiento en el Pizjuán. Apenas 1.500 minutos, un gol y seis pases decisivos, es el balance de un Saúl que sólo tiene una salida: buscarse un equipo que no sea el Atlético para una temporada 25-26 que acabará por fin con su vínculo con los rojiblancos.
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