Joao Félix celebra uno de sus goles al Alavés.
"Nunca fue un problema físico, fue de mentalidad y adaptación", deslizó Joao Félix en las entrañas del Metropolitano minutos después de su enésima exhibición. Y no, no hablamos sólo de fútbol y goles. Nos referimos a eso que tanto se le ha achacado, muchas veces con razón, desde que llegó al Atlético. Esa indolencia que encrespaba a su entrenador y a no pocos compañeros. Todos ellos sabían q
ue a calidad nadie, ni siquiera
Griezmann
, se le asemeja al luso. Pero el esfuerzo, ¡ay el esfuerzo!, no iba por el mismo camino cuando nos referimos a uno de los mayores talentos del fútbol europeo.
Pero algo ha cambiado en la cabeza de un
Joao
que quizá vio cómo se le escapaba el trono al que estaba destinado.
Mbappe
y
Haaland
, por citar a dos de los que apuntan a dominar la próxima década, sacaron de rueda a un
Félix
que ahora está en el camino de mirar de tú a tú a cualquiera de ellos.
Y lo que ha cambiado, esa mentalidad a la que se refiere el futbolista, es el esfuerzo. Ya no se desconecta cuando pierde un esférico, ya no parece un jugador al que solo le interesa el juego cuando es él quien tiene el balón. Ahora corre, presiona, lucha y tiene al
Metropolitano
entregado. ¿Cómo no va a hacerlo con este talento y compromiso?
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