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La Junta de Joan Laporta no quiere caer en los mismos errores graves de sus antecesores y tiene muy claro que la restricción económica va a marcar los contratos de los jugadores y que éstos no sólo tendrán que apretarse el cinturón sino que tienen que entender, más que nunca, que cobrarán en función de sus cotizaciones. O lo aceptan, o la puerta del club está abierta. Para todos. Los jugadores ya lo saben y así se lo ha trasladado el mandatario al vestuario.
Todos los profesionales, desde Araujo y Gavi pasando por Dembélé hasta Piqué o los nuevos fichajes (Christensen, Kessié...) tienen claro cuál es la situación financiera del Barcelona y lo que implica: contratos comedidos pero a la vez dispares. Los futbolistas deben entender las diferencias salariales, marcadas por el caché de cada jugador . De ahí que el dirigente no entienda ciertas quejas por comparaciones de futbolistas que están empezando en el máximo nivel con ya consagrados. En alusión, por ejemplo, a las peticiones del central uruguayo, que considera que no ha sido tasado como se merece teniendo en cuenta el sueldo de fichajes como Christensen, que cobrará seis millones.
Laporta y su Directiva ambicionan que los jugadores se sientan queridos y valorados, pero también quieren contar sólo con los que realmente deseen estar en el Camp Nou. El presidente culé se lo dejó claro a Ousmane Dembélé en las negociaciones para su ampliación que se rompieron por falta de acuerdo económico. También se lo ha trasladado a Gavi y Araujo en los recientes os que han mantenido los ejecutivos con sus agentes.
En las últimas horas, el mandatario ha dado entrevistas a varios medios catalanes, Mundo Deportivo y El Periódico, y lo ha comentado de forma pública: "Todos estarán en base a unos parámetros que todo el mundo entiende. Espero que se adapten a las bases salariales que les corresponden. El que no desee estar, no habrá problema tampoco". El mensaje es claro y directo.