Se esperaban cambios y los hubo. Las continuas decepciones reclamaban rotaciones en el once y Xavi así lo hizo ante el Villarreal. Y funcionaron. La apuesta salió a la perfección y hubo varios jugadores que aprovecharon la oportunidad y reclamaron mayor presencia de ahora en adelante. El técnico azulgrana tiene fondo de armario.
Especialmente reforzado salió Jordi Alba, que ocupó el carril zurdo tras varios partidos desaparecido. Mantuvo el tipo ante Yeremy Pino y volvió a demostrar que no hay otro lateral en el Barça con su producción ofensiva. Desatascó el partido con la asistencia a Lewandowski en el primer gol. Quizá no sea la primera opción para los partidos de mayor exigencia esta temporada, pero parece claro que el lateral todavía es muy aprovechable, y Xavi así lo piensa.
Otro caso bien distinto es el de Frenkie De Jong. Busquets salió señalado del desastre con el Inter y la derrota en el Bernabéu. Hasta ahora parecía intocable y el único de las 'vacas sagradas' que mantenía su estatus. pero ese privilegio puede haber llegado a su fin. El neerlandés fue el mejor en la primera media hora de partido e hizo un partido completísimo hasta que pidió el cambio por unas ligeras molestias. Dio otro ritmo al juego y estuvo aplicadísimo en la recuperación. Parece estar listo para coger el relevo.
La otra apuesta que le salió a la perfección a Xavi fue la de cambiar los extremos. El binomio Dembélé-Raphinha era indiscutible hasta que los recientes tropiezos los pusieron en el punto de mira. Cuestionado su rendimiento, y con dos jugadores de primerísimo nivel en el banquillo, llegó el momento de dar la alternativa de verdad a Ansu Fati y Ferran Torres.
Competencia hasta el extremo
Entre ambos fabricaron el último gol para poner la guinda a un notable partido. Ansu mantiene su olfato intacto y su clarividencia en los últimos metros es algo que el Barça debe exprimir durante todo el partido, y no solo la última media hora. Ferran, que se ha visto relegado a un rol secundario, agarró la oportunidad con rabia y lo intentó hasta la extenuación. Insistente y más acertado que otras veces en la toma de decisiones, dio otro aire a esa banda derecha hasta que pasó a la posición de nueve con el cambio de Lewandowski.
La noche de Villarreal fue la noche de las reivindicaciones, de la competencia y la amplitud de plantilla. Más de uno recordó que en este Barça hay pocos jugadores indiscutibles y sí muchos con las condiciones y las ganas de jugar un papel más trascendente en el equipo de Xavi. Ante el Athletic veremos si esos cambios se consolidan o la jerarquía, a pesar del golpe de timón, perdura por encima de los estados de forma.