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La era oscura que precedió a la época más brillante en la historia del Barça no estuvo exenta de grandes nombres. De cracks, para entendernos. Uno de ellos fue, durante al menos una temporada, el mejor jugador del mundo, pero por diversas cuestiones no fue capaz de llevar a su equipo a ostentar la misma categoría. Un brasileño de piernas arqueadas, de apariencia desgarbada y tal vez menos dotado en sus movimientos de esa magia que tanto se le atribuye a algunos de sus compatriotas, pero que sí fluía por su pie izquierdo, origen de centenares de goles, algunos de ellos memorables, otros simplemente inverosímiles, como los dos que anotó en un Barça - Valladolid como el que se juega esta jornada.
Hablamos de Vítor Borba Ferreira Gomes, más conocido como Rivaldo. El brasileño fue el gran protagonista de aquel partido con un doblete. Una de sus dianas fue una preciosa chilena que él mismo se fabricó. El astro culé recibió un centro de Bogarde con su pie izquierdo, le dio altura al balón con su muslo y superó a César con un remate acrobático, creando una postal de bella factura que todo futbolista profesional soñaría con tener como recuerdo de su carrera.
Sin embargo, con el peso del tiempo, ese espectacular gol ha sido eclipsado por otro remate similar en estético, pero de mayor relevancia competitiva. Se trata de la chilena que Rivaldo transformó ante el Valencia en la última jornada del curso 2000/01. En aquel encuentro, el brasileño firmó un hat-trick que cerró con una última diana inolvidable. En esa ocasión, controló el balón con el pecho y paralizó el tiempo para mantener el esférico en el aire, mientras él ejecutaba un remate tan imposible como fue la estirada de Cañizares. Su proeza llevó al Barça a la Champions y el júbilo al Camp Nou, emoción que también se apoderó del palco, donde un Gaspart poseído por la euforia puso en riesgo la integridad de su cuerpo con una celebración como la canción de este verano, salvaje.
El paso de los años ha provocado que su acrobática y heroica acción haya terminando opacando la que ejecutó frente al Valladolid un año antes. De hecho, solo el más erudito de los culés sabrá que en aquel encuentro ante el conjunto pucelano, Rivaldo no solo intentó una chilena. Minutos antes de la que acabó en gol, el crack lo probó con otro remate del mismo tipo, que una vez más, él mismo se cocinó, pero que frustró César con una buena mano.
En cualquier caso, la segunda sí se transformó y aquel fue solo su primer gol en una gran noche en el Camp Nou, en la que el Barça ganó 4-0 a su rival. El 11 culé (curiosamente, ahora, casi un cuarto de siglo después, otro brasileño cuya pierna hábil es la izquierda luce ese número en la camiseta del conjunto catalán, Raphinha) anotó otro tanto en el que volvió a demostrar que con su pierna izquierda era capaz de todo. Rivaldo enganchó con una volea un centro pasado de Kluivert que hizo rebotar contra el suelo y el efecto creó una parábola imposible que superó a César. Sería demasiado osado decir que fue suerte.
Los detalles de aquel Barça - Valladolid
El marcador lo completaron Ronald de Boer y un argentino que años después defendería los colores del máximo rival, Gabriel Heinze, que contribuyó a la goleada con un tanto en propia. A la fiesta se habría unido Luis Figo con una vaselina maravillosa que sorprendió tanto a César como a Pérez Lasa, que interpretó que era un centro y anuló la acción por fuera de juego de Rivaldo, a pesar de que el balón besó la red sin la ayuda esta vez del crack brasileño. Ese partido dejó otras curiosidades que el tiempo les ha otorgado un valor extra, como si fueran easter eggs en una película de Marvel, puro fanservice para los más futboleros.
Uno de ellos es la ovación del Camp Nou a Eusebio, miembro del Dream Team que abdicó años antes y que vivió la recta final de su carrera como futbolista en el conjunto vallisoletano. Pero sin duda el gran detalle secundario que guarda ese partido reside en quién ostentó ese día el brazalete de capitán y que solo unos meses después completaría una de las mayores traiciones del deporte desde que este se inventó. Un episodio que fue un punto de inflexión y que abrió un nuevo y oscuro testamento en la biblia culé. Pero esa es ya otra historia de la que ya está todo dicho.
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