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El fútbol devora a Ansu Fati

La opinión de Mari Carmen Torres

El fútbol devora a Ansu Fati

No hace mucho, todos, incluida la que esto escribe, nos deshacíamos en elogios hacia Ansu Fati. Todas las alabanzas eran merecidas, sobradamente merecidas, por su precocidad, velocidad, desborde, descaro, instinto, definición, olfato goleador... El mundo del fútbol se quitaba el sombrero y se rendía ante su talento. El Barça se apresuró a asegurarse la continuidad, hasta junio de 2027,y el blindaje, con una cláusula de 1.000 millones, de su gran joya, de su gran canterano, al que muchos compararon con Messi y del que dijeron que podría recoger, ¡incluso!, su testigo. Pero cosas de este maravilloso deporte, hoy no tiene sitio en el equipo culé. Fue uno de los revulsivos del Gamper de este martes. Pero da la sensación de que haga ya lo que haga, su permanencia en el bloque de Xavi es más que vacilante porque lleva tatuado el cartel de gran transferible.

"Veremos si se queda. Hasta el 31 de agosto no podemos decir nada. Dependemos del fair play. Hay competencia. Veremos cómo queda el mercado. Necesitamos reforzarnos. Queda mucho", comentó Xavi tras el cruce con el Tottenham en el último partido de pretemporada. Está claro: si llega una buena oferta, intentarán desprenderse de Ansu Fati. Todos no caben en el vestuario, por una cuestión económica, y hay que hacer sitio. Y él es uno de los señalados con el cartel de 'Se Vende'. El que no hace tanto era intransferible, es hoy un jugador colocado en el escaparate. La joya de la cantera es considerada una pieza importante en los movimientos del mercado: su salida implicaría una destacada inyección de dinero que permitiría la concreción de fichajes. Los ejecutivos azulgranas no tienen más opciones: para que haya altas, debe haber bajas, no hay más, y se atienen a las peticiones del entrenador.

Sin marcha atrás

Considero a Xavi un hombre inteligente, coherente y que siempre intenta ser justo. Por lo que entiendo que su decisión no es ni gratuita ni caprichosa. Más allá de las consideraciones que pueda tener el preparador sobre el rendimiento del futbolista después de las lesiones, está claro que todo ha cambiado con Fati. Y ya no hay marcha atrás en su consideración como un atacante prescindible. El canterano no quiere irse. Lo ha dicho mil veces, a técnicos, ejecutivos... pero el club ya ha tomado una decisión, por más dolorosa e impopular que sea. Es transferible y ya da igual lo que haga en el campo o lo que diga. Es un ejemplo más de que el fútbol devora de forma implacable a sus hijos, y entiendo la frustración y desesperación que pueda sentir.

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