El Sevilla agarra con firmeza la Copa

El Sevilla ha solventado sin grandes sobresaltos su compromiso en la Copa del Rey, el primero oficial después del respiro que ha ofrecido el Mundial a un equipo muy tocado en lo anímico. Se fue con una victoria en Copa y regresa con la misma sanción. Pequeños estímulos positivos para un conjunto nervionense que los necesita tanto como un triunfo en Liga que le permita respirar. Las circunstancias no son las mejores, ni siquiera para disputar un partido de Copa. Estadio pequeño, mucho aire y el miedo de que cualquier contrariedad te eche de un torneo que debe servirle para seguir creciendo. Hizo lo justo y necesario para ganar el Sevilla que, visto lo visto, ya es mucho.

Sampaoli sacaba su mermado arsenal desde el inicio. Diez de los once profesionales que llevaba en su convocatoria, más el joven mediapunta Carlos Álvarez ejerciendo de falso '9'. Mismo equipo y esquema que en el último amistoso frente al Volendam holandés. No era el mismo contexto ni la misma dificultad, puesto que la competición oficial siempre obliga y los errores aparecen casi por inercia. Si no que se lo pregunten a un Rafa Mir que miraba a todas partes con cada balón que no entraba en la portería. El Sevilla hizo lo poco que le funciona ahora: balones a la banda derecha y aprovechar la llegada de hombres de segunda línea. El viento perjudicaba el control del juego para los dos equipos, con un Juventud de Torremolinos que mostraba un trato de pelota envidiable, arriesgando la salida sin rifarlo, sabedor de que saldría siempre perdedor en un juego frontal.

La primera oportunidad fue para el bando sevillista, con un disparo de Fernando desde la frontal, en el rechace de un córner, que escupía el larguero con violencia. Era un primer aviso. Se veía la intención del conjunto de Sampaoli. Necesitaba un gol para ampliar su dominio y quitarse esos miedos que siempre sufren los equipos de mayor categoría de remar en contra en un estadio donde no están cómodos. El primer gol es básico. Una contra local que finalizó Machuca, tras córner a favor del Sevilla, enseñaba que cualquier error se pagaría muy caro. Carlos Álvarez tendría la siguiente oportunidad, en la jugada mejor trenzada por el Sevilla, con un cabezazo muy tímido. Se le ven movimientos de mediapunta, pero no tiene la maldad ni sapiencia de un delantero. Al menos de forma aparente. Porque en la siguiente jugada no desperdiciaría el regalo. Balón en largo sobre Navas, que controlo en el costado del área para disparar sin pensárselo. El portero repelía el chut, con la mala fortuna que caía en pies de Rafa Mir en el segundo palo, cuyo centro empujó a la red el único canterano sevillista sobre la hierba. El verso libre de Sampaoli adelantaba a los suyos.

Segundo tiempo sin sobresaltos

Poco antes del descanso, el equipo costasoleño reclamó penalti por caída de Javi López. que Díaz de Mera le mostró amarilla por fingir. No hay VAR. La segunda mitad arrancaba más igualada. El viento complicaba nuevamente la circulación de los hombres de rojo, con un paso al frente del Juventud Torremolinos en la presión. Dmitrovic se veía obligado a jugar en largo, con poca precisión. Óliver, de los más clarividentes durante este mes de preparación, iniciaba una jugada que llegaba a pies de Rakitic en el otro costado, quien cedía a la entrada de Rafa Mir por banda, con un centro raso que entró en la portería malagueña con fortuna, tras tocar Dani Fernández al intentar despejar. Se le allanaba el camino al Sevilla. Los locales seguían apretando, tratando de llegar al tramo final con alguna opción de éxito, mientras los sevillistas trataban de aprovechar un contragolpe con el que cerrar definitivamente el choque. Los locales fueron bajando los brazos, con un Sevilla que en una contra iba a finiquitar el duelo. Tardó más de lo previsto. Anotó Jordán en el alargue. La Copa pasa a mejor vida hasta 2023. Toca pensar en la Liga y en la vida. Vigo es la primera parada para salir del pozo.