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"Xavi era un talibán". Es una expresión que aparece de manera frecuente cuando se habla con los profesores que tuvo el hoy técnico del Barcelona en el curso de entrenadores. Un creyente de una manera de jugar que si no consideraba innegociable, estaba muy cerca de ello. Un convencido de que a través de una fórmula de juego muy concreta se puede construir cualquier cosa. Y solo de esa manera. Pe
ro si
Xavi
tiene algo es que es inteligente. Como jugador lo fue más que nadie, con esa capacidad de entender los partidos, manejarlos de manera única que fue
trending topic
en el fútbol mundial durante años.
A
Xavi
le encanta su deporte y aprendió mucho de
Luis Aragonés
, el hombre que le cambió la vida. Y
Luis
no era un
integrista
de nada y sí una esponja a la hora de aprender y captar, lo que seguía haciendo cuando los años ya pesaban en su carnet de identidad. De
Lobanobsky,
al que idolatraba, a
Guardiola
. Para
Luis
todo era aprovechable: el toque, la posesión, la contra, el repliegue, el jugador con pausa y el eléctrico... Porque él tenía más claro que nadie que el fútbol es para listos. Y si no eres permeable a otras ideas, lo eres poco.
Y de la escuela de
Luis
es
Ancelotti
. "No tenemos un estilo fijo, porque no quiero", explica el entrenador del
Real Madrid
, que también comparte con
Luis
ese tono socarrón y esa capacidad de lanzar su mensaje cuando y cómo quiere.
Xavi
ha sido listo. Es listo. Es fiel a su idea, a su manera de entender el fútbol. Pero ante todo, como todos, quiere ganar, ganar y ganar. Porque no hay otro camino. Y sacar lo mejor de sus jugadores. Que tiene en alta estima a
Ancelotti
lo repite cada vez que hay un
Clásico
. Normal.
En su camino, rápido y quizá en el
Barcelona
mucho antes de lo previsto,
Xavi
ha demostrado que es capaz de manejar registros distintos, de mirar a su equipo con la filosofía de
Ancelotti
, de no encasillarse en modelos,
ADN
y etiquetas del pasado que condenan al futuro. En su mochila llevaba la carga de ser acusado si se movía, pero el movimiento se demuestra andando. Porque el fútbol es para listos, y los talibanes no lo son.
P.D.
Y porque cuando se es entrenador se entiende mejor a los entrenadores que uno tuvo. Aunque a veces no entendieras qué hacía o decidía.
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