Cristiano Ronaldo estuvo toda la noche como Juan Diego en Los Santos Inocentes. Le acabó disparando a la Milana bonita por pura frustración. A Cristiano le faltó robar un balón a los recogepelotas y rematar para cualquier lado. La cúspide de su obra ansolítica fue el penalti que le detuvo Oblak. El partido hacía tiempo que se había convertido en una atracción de feria. En ver si un tipo comido por los nervios era capaz de acertar a un cura en un
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