La Asamblea del que iba a ser el adiós de Luis Rubiales arrancó seis minutos después del mediodía. Andreu Camps cedió la palabra al presidente, que utilizó el atril y no su silla para dirigirse a los asambleístas. Decidió pasar al ataque en su defensa por lo sucedido tras el éxito logrado por la selección femenina en la Copa del Mundo. Falso feminismo, amarillismo, Tebas, títeres, ejecución, asesinato... fueron algunas de las palabras expresadas por Rubiales en su alegato, que terminó con la afirmación que repitió hasta cuatro veces: "No voy a dimitir. No merezco esta cacería que estoy sufriendo desde hace cinco años".
Las palabras de Luis Rubiales fueron aplaudidas por parte de la Asamblea, especialmente las primeras filas del salón en las que se encontraban federativos, seleccionadores (De la Fuente y Vilda), así como técnicos y empleados de la casa. Parte de los asambleístas no respondieron de igual manera.
En todo momento demostró seguridad y firmeza en su discurso. "Estamos en una situación de falta de libertad. Presiones, extorsiones para que no voten... creen que tengo que dimitir, pues no. No voy a dimitir", repitió hasta cuatro veces. "¿Qué he hecho? ¿Un pico consentido? Voy a luchar hasta el final. Espero que se cumpla la ley. Se está ejecutando un asesinato social. Se me está intentando matar. Desde hace cinco años van a por mí con todo. Tierra, mar y aire. Siempre con el mismo por detrás. Él y sus títeres".
