Rubiales, con Vilda detrás, durante un acto de la Federación.AP
Vilda, que salió virtualmente renovado de la cochambrosa última asamblea de Luis Rubiales, parecía ser hasta ayer la única cabeza ofrecida al pueblo. La decisión fue tomada por los rubiales, que son todos aquellos que se han quedado dentro. Hasta anoche. Por fin, Rubiales conjugó el verbo dimitir... de aquella manera. Se cuidó de no escribirlo en su comunicado y habla de "renuncia". Seguir fue u
na cabezonada, una huida hacia adelante.
Su última decisión llega tarde y mal, con mucha tierra quemada y una crisis reputacional galopante
. Pero al menos es un adiós y un descanso para el fútbol español. Seguirá en los juzgados. Esta en su derecho. Todo queda en manos de
Pedro Rocha que se ha autoproclamado una especie de hombre de Estado, -"de la institución, dice- y se da el pico con el gobierno y va a reuniones del CSD
, donde el tancredismo ha sido la postura oficial ante Rubiales. ¿Por que habríamos de creer ahora que Rocha es un hombre de institución? Entonces, antes, ¿qué era?
Hay que tener cuidado con estos personajes porque, al calorcillo de una goleada, le cogen gusto al cargo
.
Da la sensación de que el avance en el proceso de regeneración ha sido mínimo. Lo de Vilda fue obligado porque sin su cese, el concepto selección femenina no existiría. Pero antes de Vilda, o con él,
deberían salir siniestros personajes que han conspirado contra el fútbol español desde dentro. Ojalá ahora se acelere todo
.
UN BUEN PARTIDO
En las fases de clasificación, y más en esta, eterna y en la que es casi imposible no ganar la plaza, no se juega contra Brasil del 70 o contra la Naranja Mecánica de Cruyff. Se juega contra quien te toca.
Y a veces caen equipos de la segunda división europea, como Georgia o Chipre. Lo que saca lustre a la clasificación es cómo tomarse estos partidos. El de Georgia, España se lo tomó bien
y terminó firmando una de las mejores actuaciones de la corta etapa de Luis de la Fuente, coherente con el chandal, incoherente en las asambleas. España jugó un partidazo. Lo cual dice mucho de los jugadores, que aparecieron por Las Rozas en un ambiente incómodo y que pilló a alguno silbando y con las manos en los bolsillos, y del seleccionador, que va imponiendo sus ideas y
va sacando del marasmo a una selección que nos tenía a todos quemados tras el Mundial
. Otro meneo a Chipre nos vendría bien.
UN CLÁSICO
Sergio Ramos parece instalado en un eterno minuto 93. Para bien o para mal, siempre aparece al final del partido.
Su minuto 93 con Florentino fue aquella oferta de renovación caducada y con el Sevilla, un fichaje sobre la bocina
en el que si el presidente y el director deportivo se tienen que tragar un sapo, se lo tragan y juegan a los avioncitos. Aún quedan muchos
minutos 93 en la vida de Ramos. El siguiente, volver a la selección
. Sergio es así.
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