"Diego está lúcido y de acuerdo con hacer la operación", declaró hace escasos minutos Leopoldo Luque, médico personal de Maradona y el mismo que, en unas horas, le operará de un coágulo en la cabeza en la clínica Olivos de Buenos Aires.
Nadie esperaba este empeoramiento súbito del astro argentino, pese a que su estado de salud ha ido progresivamente a peor en las últimas dos semanas.
MARCA ha vivido, paradójicamente desde lejos, muy 'de cerca' todo este proceso del 'Diez'. De hecho, hasta último momento, estuvimos 'montados' en un avión hacia Buenos Aires... que, al final, no 'despegó' por los duros permisos que, en tiempos de pandemia, se exigen para aterrizar en Ezeiza. MARCA, que ha seguido siempre la carrera del argentino, tenía que estar en su fiesta de 60 cumpleaños, no celebrada finalmente el pasado viernes 30 de octubre.
Anemia, depresión, alcohol... son algunas de las razones que llevaron a Maradona a ser ingresado, según su propio entorno. Todo eso... hasta hoy por la tarde. En el proceso de chequeos médicos sucesivos para detectar posibles anomalías añadidas, llegó este coágulo inesperado del que, esperemos, el 'Diez' salga indemne. Hoy mismo, antes de darle esa noticia, Diego estaba viendo fútbol y muy tranquilo.
Pero vayamos al origen: ¿qué ha pasado para que su salud anímica se deteriore tanto desde que lo vimos dirigir a Gimnasia por última vez hasta hoy (coágulo aparte)? Diego es una persona de idas y venidas. Así ha funcionado su cuerpo para bien y para mal. Al Diego le define, minuto a minuto, su estado de animo... que ha ido cayendo en picado poco a poco en los últimos días.
Si analizamos sólo lo anímico -el resto ya es conocido-., su bajón empezó en el confinamiento de más de tres meses que ha habido en Argentina. Se cambió de casa: de Buenos Aires a La Plata, pero eso no mejoró un progresivo deterioro en las ganas de hacer todo durante el último mes de encierro.
Del aislamiento en el confinamiento se pasó al bajón de no poder celebrar su 60 cumpleaños con sus cinco hijos reconocidos, una (no) fiesta que terminó de hundirle en una sensibilidad que, aunque parezca mentira, no está a prueba de bombas. Al 'Diez', humano pese a su pretendida deidad, sólo le afecta sobremanera una cosa: su relación, también de idas y venidas, con su familia. El hecho de tener lejos a sus afectos afecta, y mucho, al 'Diez', al que ahora se le añade otro problema mayor, un peligroso coágulo.
Ya el día de su cumpleaños, un amigo común, ante nuestra imposibilidad final de viajar, habló con él y nos dijo que apenas articulaba palabra. La depresión estaba en ciernes, confirmada cuando saltó al campo para saludar a la comitiva de AFA que vino a verle en el primer partido de la temporada con Gimnasia ese día 30.
Horas más tarde, su médico le convenció para un internamiento que, según ha desvelado gente cercana a él, podría haber acabado incluso mañana miércoles, pues era un ingreso de chequeo, estabilización y recuperación del ánimo.
Pero no. Vino el coágulo. A estas horas, rezamos para que el 'Pelusa' supere una operación que, según los médicos, podría resolverse sin problemas. Pero la medicina no es exacta y la incertidumbre crece. Tic, tac. ¡Fuerza al Diez!