Neymar volvió a pisar un terreno de juego este jueves tras más de un mes de baja por lesión, pero su esperado regreso no pudo evitar la eliminación del Santos. El conjunto paulista cayó ante el CRB en la tanda de penaltis (5-4) tras empatar sin goles en el tiempo reglamentario, y se despidió de la Copa do Brasil en los dieciseisavos de final.
El exjugador del PSG y del Barcelona ingresó en el minuto 65 del partido, disputado en el estadio Rei Pelé, pero mostró un rendimiento discreto. A pesar de convertir su penalti en la definición, fue el modesto CRB, equipo de la segunda división, quien logró una clasificación histórica.
La derrota supuso un duro golpe tanto para el club como para el propio Neymar, que fue blanco de cánticos hirientes por parte de la afición local. Mientras ofrecía una entrevista a pie de campo, desde la grada se escuchaban gritos de "¡Santos a Segunda, Santos a Segunda!", un recordatorio doloroso del delicado momento del equipo, que ocupa el penúltimo puesto en la liga brasileña tras cuatro derrotas en sus últimos cinco encuentros.
Neymar intentó mantener la compostura, pero al abandonar el campo no pudo evitar una reacción airada: se giró hacia la grada, se besó el escudo del Santos y mandó callar a los aficionados del CRB. Su frustración era evidente, no solo por el resultado, sino también por las dudas sobre su futuro. Preguntado por una posible renovación de su contrato —que expira en julio—, el brasileño respondió con un escueto: “No lo sé”.
El astro brasileño había estado apartado desde mediados de abril por molestias en el muslo izquierdo sufridas en un encuentro ante Atlético Mineiro, la segunda lesión de la temporada. Tampoco pudo acudir a la última convocatoria de la selección brasileña, ahora dirigida por Carlo Ancelotti.
Su vuelta al Santos, con un contrato de seis meses, había generado gran expectación. Pero la situación del equipo y la presión externa han hecho que el retorno, por ahora, esté lejos de ser el cuento feliz que muchos imaginaban.
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