La UD Las Palmas se prepara para un mercado estival decisivo con la necesidad de incorporar al menos dos laterales izquierdos. Tras confirmarse las salidas de Benito y Álex Muñoz, cuyos contratos acaban con el final de temporada, la alerta en esa posición ha pasado de naranja a roja. No hay laterales zurdos en la actual plantilla. Una posición que lleva tiempo siendo un dolor de cabeza para el club, especialmente desde la marcha de Sergi Cardona el pasado verano. El catalán dejó un vacío difícil de llenar tras abandonar el club como agente libre. La falta de especialistas en esa banda ha sido evidente durante la temporada, exponiendo una planificación deficiente que ahora urge corregir.
La llegada de Daley Sinkgraven no fue la solución esperada. El neerlandés, fichado como agente libre tras su paso por el Bayer Leverkusen, mostró un rendimiento decepcionante. Tras un año y medio en el que solo jugó 15 partidos oficiales, salió este invierno rumbo a su Holanda natal. Esto obligó a Mika Mármol a adaptarse al lateral izquierdo. Más que una solución de emergencia, un parche que no salió como se esperaba. La ausencia de un recambio natural ha puesto en evidencia la necesidad de refuerzos de calidad para apuntalar esa posición de cara a la próxima temporada.
Lo más inmediato es mirar hacia el filial, pero las opciones son escasas. La realidad es que ningún canterano despunta lo suficiente como para asumir un rol protagonista en el corto plazo. Álvaro Santana podría tener la oportunidad de hacer la pretemporada con el primer equipo. Otra opción es el juvenil Adriel Monzón e incluso adaptar a Diego Martín a ese puesto, aunque sus virtudes las desarrolla en una posición más avanzada. La dirección deportiva, liderada por Luis Helguera, tiene todo el verano por delante para encontrar un lateral izquierdo de garantías. Sería un error imperdonable volver a dejar esa posición al descubierto.
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