Pocas veces un saque de honor lo haya hecho alguien tan anónimo para el gran público y la vez haya sido un acto tan merecido, como el que tuvo lugar antes del partido Levante - Espanyol. Tiene nombre y apellido el homenajeado: Artur Chupyra, de once años, llegó la madrugada del lunes 7 de marzo, en el primer convoy de refugiados con destino Valencia, un llamativo autocar que imitaba las rayas blancas y negras de las cebras.
"Un héroe anónimo lo rescató en Bucha y lo llevó hasta Kiev. Desde allí fue en tren a Leópolis y desde Leópolis vino en el primer autobús de refugiados que llegó a Valencia", cuenta Saulo M. López, su padre de acogida en España desde que Artur tenía seis años. Lo que cabe en pocas líneas tuvo que prolongarse durante varios días, desde que salió de su ciudad hasta que bajó del autocar estampado de cebra a las cinco de la madrugada del lunes junto a la Facultad de Medicina. De Leópolis a Valencia, 3.000 kilómetros en cinco días de fatiga y mucha esperanza. Con él llegaban otros refugiados de su país a los que esperaban nerviosas sus familias de acogida.
En los momentos mayor incertidumbre en los primeros días de la invasión de Ucrania, a través de Saulo, el delantero Roger Martí envió a Artur un vídeo para darle ánimos: "Estoy seguro de que pronto pasará todo y podremos volver a vernos en el Ciutat. Te espero con muchas ganas".
Y así fue. Esta semana el joven granota de Ucrania fue a ver el entrenamiento del Levante en el Ciutat donde le esperaba una sorpresa. Roger le regaló un balón firmado por la plantilla."Muchas gracias por el vídeo", le dijo Artur, poniendo un nudo en la garganta a cualquier espectador Y después fueron pasando los jugadores, el técnico Alessio Lisci o el presidente Quico Catalán para conocerlo y hacerse fotos con él. "El Levante es el equipo que más me gusta del mundo. Veo todos los partidos en la tele o en el vivo", confesaba Artur Chupyra. "Conocí al Levante por mi padre, en un partido y ya no quería ser de ningún otro equipo".
Hay muchas fotos de Artur, más rubiete y con seis años, junto su padre Saulo en la grada Central Baja del Ciutat de València, y también en algún partido de visitante vestidos ambos con la zamarra granota. Pero ninguna será tan espectacular como la imagen previa al partido Levante - Espanyol, cuando le aguardaba la gran sorpresa de la semana. Artur hizo el saque de honor entre al aplauso de jugadores, árbitros y de toda la grada del Ciutat de València. Gestos que hacen grande a un club independientemente del puesto que ocupe el equipo en la tabla.