Imagen del balón y el trofeo de la Copa del Mundo.
Me dejó perplejo la petición de Marruecos de albergar la final del Mundial 2030. Por supuesto que están en su pleno y legítimo derecho de aspirar a acoger 'la madre de todos los partidos', pero abre una disputa pública que, de momento, dejará un perdedor. Nada más conocerse la concesión, ya se da por hecho que la finalísima será en España, en el Santiago Bernabéu. Pero menos de 24 horas después v
io la luz el deseo marroquí: colisión frontal para empezar. Me pregunto qué tipo de negociación, conversación o acuerdos previos han tenido los tres países de la candidatura conjunta, porque si no habían consensuado siquiera ese
'pequeño detalle'
de dónde se celebraría la final...
Por no hablar del reparto de sedes: No será fácil.
§
Gianni Infantino
está demostrando muy altas capacidades diplomáticas y un fino olfato como estratega en esto del fútbol, que es un trasunto de la vida. El presidente de FIFA ha diseñado una solución, para establecer la sede del Mundial 2030, que deja al rey
Salomón
en un simple aprendiz. Tres continentes, seis países y todos contentos. Hasta en
Arabia Saudí
están felices, porque el criterio de rotación de continentes les abre una autopista para organizar el de 2034.
El gesto de que la cita se inaugure en
Montevideo
, conmemorando el centenario de las Copas del mundo tiene tanto simbolismo que deja en minucias los trastornos logísticos que pueda generar. Well played.
En lo que respecta a nuestro país, el Mundial en casa es una grandísima noticia. Sin peros.
Y es algo que hay que agradecerle directamente a
Infantino
, con quien
España
queda en deuda. Él ha sido valedor de nuestra candidatura y ha movido inteligentemente las piezas para que el proyecto no se viniese abajo. El
'caso Rubiales'
comprometió la candidatura muchísimo menos de lo que se dice, precisamente, porque el dirigente de FIFA suspendió con celeridad y sin contemplaciones a
Rubiales
con el fin añadido de salvaguardar la opción de
España 2030
. Como así ha sido.
§
Estamos asistiendo, sin reaccionar, apenas sin ruborizarnos, a un
secuestro de la opinión
, a un
cercenamiento de la libertad de expresión
, que es realmente grave y preocupante. La censura, el castigo y el linchamiento a quien se pronuncia de forma opuesta al discurso oficial daña de forma peligrosa las estructuras de cualquier sistema que se considere democrático.
El silenciamiento sistemático del discrepante es un virus mortal
creado en los laboratorios de los totalitarismos, y poco a poco se ha colado en nuestro entorno. Muy mal asunto.
Disentir, pensar diferente, exponer otros puntos de vista, dentro de lo razonable, es sano y saludable, mucho más que prohibir hacerlo o sancionar por ello.
"Puedo no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo"
, resumió
Voltaire
, una de las figuras claves de la Ilustración, haciendo más palpable y evidente la involución en la que vivimos.
El día que para conversar de según qué temas haya que hablar en voz baja y mirando antes a los lados tendremos un problema sustancial y terrible.
Y ya está pasando.
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