- CHELSEA. Hace aguas tras caer en Champions
El 0-2 del Real Madrid al Chelsea en los cuartos de final de la UEFA Champions League hizo tocar fondo a un proyecto de más de 600 millones de euros. El Chelsea dio giro radical a su vida, cambiando a Roman Abramovich -por obligación- por Todd Boehly y una filosofía diferente al mando. Pero que hace aguas por todos los costados. Sin ADN ganador, sin ninguna realidad más allá de la económica y señalando al multimillonario con orígenes en Alemania. Porque aterrizó como un gurú del deporte y su experiencia en el bicampeón de Europa empieza a bordear el desastre.
Hay dos caras en Todd Boehly. En los Estados Unidos es dueño de una de la contraseñas de su deporte, Los Ángeles Dodgers de la MLB. Aterrizó, junto a un grupo de inversión prestigioso, en plena bancarrota. La franquicia se levantó. Y los resultados avalan al proyecto. En 2012 adquirieron el equipo, y lo llevaron a la gloria. Campeón de las World Series de 2020 -en plena pandemia-, gastos en estrellas y victorias por doquier. Todo temporadas ganadoras, siempre en Playoffs, tres presencias en las finales y un título. Es la primera diferencia: cultura ganadora.
Porque el Chelsea es el caso contrario. Cambios de entrenador, eliminados en todas las competiciones y más cerca del descenso que de jugar alguna competición europea el año próximo. Del ganar nace un hábito claro, y no se ha sabido implantar en la capital del Reino Unido. "Es la mentalidad del siguiente hombre en pie. No me importa si nunca han jugado en ligas mayores. Es... ¿Quién nos va a ayudar a ganar partidos? Es la prioridad, y a nadie le importa de dónde vengas o lo que hagas", relató Mark Prior, entrenador de 'pitchers' en los Dodgers. El Chelsea, todo lo contrario. No existe consistencia, no hay un ADN de juego o política clara.
Trabajamos con la mentalidad del siguiente hombre en pie. No me importa si no han jugado en grandes ligas. Es... ¿Quién nos va a ayudar a ganar partidos?
Dinero... siempre
En el Chelsea existe ese runrún constante de los millones. Más de 600, póngalos en fila. Paralelamente, en los Dodgers también se apuesta por pagar y fichar bien. ¿Por qué uno funciona y otro no? En la franquicia californiana existe la figura de Andrew Friedman como jefe de operaciones y es un pilar básico. Dirigió todo para el gran éxito, el título de 2020. Llegó en 2014 y en el año del anillo colocó sobre la mes 108 millones de dólares en nóminas a sus jugadores. "No deciden la clasificación. Y es una evidencia. Pero creo que tener una plantilla profunda y talentosa, independientemente de la nómina es clave para ganar partidos", confesó Friedman. Así formó un roster amplio, al que cerró con una estrella. Llegó Mookie Betts por 12 años y 365 millones. Ganó la final y fue MVP.
El Chelsea se ha movido, pero sin ningún golpe magistral a la línea de flotación. No está Friedman y sí Behdad Eghbali junto a Boehly. Mudryk, Enzo Fernández, Fofana... No hay ningún referente en su puesto, e incluso desde el propio equipo piden parar. "Tenemos que parar y tener una estrategia clara para no cometer los mismos errores. Siempre hablamos de entrenadores, pero debemos como jugadores saber en lo que hemos fallado. Es una plantilla muy larga y entre 30 jugadores no siempre todos están contentos", confesó Thiago Silva. Profundidad incorrecta, todo lo contrario de lo que ocurre en la MLB. Más de 100 partidos, series infernales... el fútbol es otro mundo, en comparación.
Debemos responsabilizarnos como jugadores
En los Dodgers existe ese análisis de fallos y corrección. "No puedo vivir si solo tenemos un año de éxito y 29 de fallos. No se pierde el deseo de ganar, y es importante estar siempre en la capacidad de valorar el éxito, comprender los fallos y entender cómo podemos volver a ganar", relata Friedman. El Chelsea cambia de entrenador. Se pierde en rumores. Y sobre el verde...
'Moneyball'
El pilar fundamental es lo que ocurre sobre la cancha. El dinero da jugadores, la mentalidad de grupo da una forma de trabajar. Pero lo importante es aplicarlo sobre los partidos. En Los Ángeles se consiguió con una forma de trabajo 'moneyball'. Estudio numérico, detalles influyentes y apuesta por esos detalles. Fue de arriba a abajo. Arriba, porque empezaron remodelando al estadio. Abajo, porque con Friedman hay dos pilares: evaluación y desarrollo de jugadores. Los Dodgers apostaron por la nutrición, nuevos entrenadores de bateo, desarrollo de habilidad mental y analistas estadísticos y biomecánicos.
Ya no reconozco a mi club
Un mundo diferente, que en el Chelsea desde que tiene propiedad estadounidense no se aplica. "Conocía este club con cierta clase con Abramovich, pero hoy falta. Cuesta ver cómo se deshacen de ciertas personas... Deben volver a los principios y valores que tenían. Ya no reconozco a mi club", sentenció Didier Drogba, santo y seña 'blue'. En Londres apuestan por cambios y cambios. Dando igual que el último sea un entrenador que ya había salido tras romper el vestuario. Mundos... diferentes de Todd Boehly.