Las 10 anécdotas de Ramón Mendoza: el viaje con Cruyff, el fichaje de Fran, Armani, el tabaco, el dinero en metálico...
LaLiga Santander 2019 - 20 La leyenda de los presidentes indomables (II)

Con carisma, explosivo, popular y con gancho hacia la tribuna, Mendoza cumplió el sueño de su vida y presidió el Madrid de 1985 a 1995. Accesible, atendía a los periodistas desde su domicilio tras cada partido sin ningún filtro. A diario hablaba con los que hacían guardia en el Bernabéu y los llamaba de 'chaval'. La cuadra Mendoza fue habitual en los premios hípicos. Esta es una selección de anécdotas de otro presidente peculiar, de los que llenaron horas y páginas.
Una de las operaciones más rocambolescas de Mendoza como presidente del Real Madrid la protagonizó en la sede de MARCA. El dirigente madridista había llegado a un acuerdo para el fichaje de Fran, el zurdo del Deportivo, y en el edificio del periódico, durante una reunión con Lendoiro, decidió cambiar de opinión ante la petición del dirigente del Depor.
La rivalidad eterna con el Barça no evitó alguna situación extraordinaria. Para un partido benéfico creado para recaudar dinero para la Fundación contra la droga, viajó desde Madrid a Barcelona en el puente aéreo sentado junto a Johan Cruyff, el entrenador azulgrana. Con ambos también iba Emilio Butragueño. El asombro de los pasajeros es imaginable.

Una de sus frases más legendarias selló uno de sus objetivos en su vida: "Ser presidente del Madrid es más importante que ser ministro". En la vida diaria siempre iba con su chófer, Alfonso, para sus traslados, pero se sentaba siempre en el asiento de copiloto. Los fines de semana libre dejaba el coche y los dedicaba a otra de sus pasiones, navegar.
Una de las costumbres más extrañas de Ramón Mendoza tenía que ver con el dinero. El directivo no era de ir mucho al banco y siempre llevaba una gran cantidad de dinero en metálico. No era raro verle con 80.000 pesetas de la época (una burrada) en el bolsillo.
Cuando llegó al Real Madrid lo hizo con el objetivo de competir económicamente con el Barcelona, que con José Luis Núñez había aumentado su solvencia monetaria. Para retener a sus estrellas llegó a pagar 100 millones de pesetas al año y regaló un Mercedes a cada fubolista como premio por pasar tres eliminatorias de Copa de Europa.
Uno de los grandes amigos de Ramón Mendoza fue el empresario Jesús de Polanco. El que fuera impulsor del Grupo Prisa le incluyó a principios de los años 80 en el Consejo de istración de la empresa como recompensa a la labor de Mendoza para que Polanco lograra la mayoría accionarial del grupo de comunicación.
Caminero se había forjado en la cantera del Madrid y se marchó al Valladolid donde triunfó. Mendoza decidió repescarlo. El jugador se hizo un reportaje para MARCA con la camiseta del Madrid, una decisión que provocó el enfado del presidente. Mendoza rompió el acuerdo para la repesca. Con el tiempo, Caminero llegó al Atlético donde también triunfó.

Ramón Mendoza siempre se distinguió por el buen gusto por el vestuario. Siempre impecable, mantuvo una sólida relación de amistad con Giorgio Armani, el maestro italiano de la moda, hasta el punto de que Mendoza ostentaba la concesión de las tiendas de la firma en España. Durante algunas campañas, Armani fue la marca del traje oficial del Madrid. En su entorno nadie recordaba haber visto a Mendoza con un jersey.
Como presidente se dejó llevar por conductas que enganchaban con la parte más popular de las tribunas. En su caso, uno de sus episodios más polémicos fue acudir a Barajas a recibir al Madrid tras una victoria en Barcelona y mezclarse con la afición allí congregada, con la que saltó y cantó 'Es polaco el que no bote eh, eh'. La ocurrencia no fue bien recibida en Barcelona.
La imagen de Mendoza fumando se podía encontrar en cualquier momento. Hasta tal punto llegaba su vicio que cuando tenía problemas de abastecimiento no dudaba en solicitar tabaco a los periodistas, una situación que daba origen a episodios de buen humor. En tono humorístico también aseguraba que "el primer puro que se fumó Lorenzo Sanz se lo regalé yo".